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Como si se tratara de una pelea estelar de box, jóvenes de entre 14 y 15 años, hombres y mujeres, se aglomeran en una de las calles de Tonalá, Chiapas, puesto que el espectáculo está a punto de comenzar. No se trata de reconocidos peleadores, sino de Lindsay y Bertha, estudiantes de secundaria.
Todos los espectadores que portan el uniforme azul rey de la clase de educación física y los identifica como alumnos del colegio Ramón E. Balboa, del turno vespertino, las motivan para comenzar la riña. En este duelo las reglas del pugilismo no son válidas, puesto que todo tipo de golpes son aceptados.
Los gritos de aliento no cesan, los observadores están eufóricos porque inicie el espectáculo.
Ambas adolescentes intercambian insultos con palabras altisonantes como: “Te voy a romper toda tu madre, mejor ni me busques”, le grita Lindsay a Bertha.
“¡Yo no le tengo miedo a la Lindsay!”, sentencia Bertha, a quien sus acompañantes la jalan para llevársela y dar por terminada a discusión; sin embargo, la primera le grita que ella no le llega “ni a los talones”, se quita una mochila blanca con lunares negros y camina desafiante hacia la que será su contrincante en el reto tan vitoreado por todos los asistentes.
La barrera que crearon las amigas de Bertha a su alrededor se doblegó y no fue impedimento para que Lindsay se le pusiera frente a frente.
El entusiasmo de los asistentes se hace cada vez más notorio cuando ambas comienzan a prepararse. Mientas Bertha se arremanga las mangas de la playera, su rival se quita una pulsera para no dañarla. El pleito entre ambas adolescentes es muy breve y es finalizado por un lamentable suceso.
En el forcejeo, ambas tropiezan y caen al suelo, todo el peso de Lindsay cae sobre Bertha, quien no puede evitar que su cabeza pegue en el concreto.
Lindsay aprovecha ese momento para golpearla en la cara con los puños cerrados. Las amigas de Bertha al ver que no puede defenderse, intervienen y le quitan de encima a la joven que no deja de propinar golpes. “¡Bertha, Bertha, Bertha!”, gritan con desesperación sus compañeras quienes se arrodillan para auxiliarla.
La joven yace en el suelo, convulsiona; sus dedos y brazos están torcidos y rígidos. En este video que tiene más de 115 mil reproducciones como en muchos otros que circulan por la web, ninguna autoridad se hace presente.
Exhiben más a las mujeres. En las búsquedas realizadas en Facebook sobre este tipo de peleas que son grabadas por los presentes y exhiben a adolescentes, es notorio que los más vistos son los que protagonizan mujeres. En los cientos de comentarios, los usuarios expresan que “las peleas siempre han existido, pero ahora están más visibilizadas debido a que son grabadas y viralizadas por las redes sociales”.