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Omar Treviño Morales, El Z-42, líder de la organización criminal de Los Zetas, es el nuevo inquilino de la celda 20 del área de tratamientos especiales de El Altiplano, que ocupó Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, hasta el 11 de julio de 2015, día de su evasión.
A un año de la extradición de El Chapo y a 17 de la fuga de Puente Grande, Jalisco, el túnel por el que se escapó de El Altiplano quedó sellado con 2 mil metros cúbicos de tierra que fueron removidos con 290 camiones de volteo.
En la celda que ocupó Guzmán Loera ahora está El Z-42, detenido en marzo de 2015 en Nuevo León. En octubre de 2016 fue trasladado al penal de Ocampo, Guanajuato.
El Z-42 enfrenta procesos por portación de arma de fuego, operaciones con recursos de procedencia ilícita y privación ilegal de la libertad. De acuerdo con información de la PGR, entre 2007 y 2016 le fueron aseguradas tres aeronaves, una empresa, ocho inmuebles, 52 vehículos, mil 220 dólares y 400 mil pesos.
En esa celda, Guzmán Loera era vigilado las 24 horas del día con circuito cerrado, pero tenía dos puntos ciegos por respeto a sus derechos humanos, las áreas sanitarias y de regadera, mismas que fueron aprovechados por el líder del Cártel de Sinaloa para planear su fuga.
Tres meses después de haber sido recluido en El Altiplano, Joaquín Guzmán comenzó a preparar su fuga con la ayuda de familiares y amistades cercanas, que compraron un predio a 1.5 kilómetros del penal, donde desembocó el túnel.
Héctor Takashima fue el piloto que trasladó en una avioneta de Querétaro a Sinaloa al capo. Lázaro Araujo coordinó la construcción del túnel, Germán Valdez, amigo de El Chapo, fue el encargado de comprar el predio. El empresario poblano Manuel Rodolfo Trillo Hernández habría financiado la fuga.