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Arturo Zavala Herrera y Héctor Cortés Álvarez, ambos pilotos de un helicóptero de la Secretaría de Marina (Semar), han sido los encargados de ayudar a salvar la vida de personas en peligro de morir, o bien han entregado víveres a damnificados del país.
Los pilotos se formaron como ingenieros en Ciencias Navales en la Heroica Escuela Naval Militar de México.
Para incorporarse a la flota aérea de la Marina tuvieron que cursar un año de especialización como helicopteristas.
En el marco del 75 aniversario de la Escuela de Aviación Naval, cada uno recuerda alguna de las misiones en las que, por las condiciones climáticas, tuvieron que poner a prueba todos sus años de experiencia para poder concluir con éxito sus objetivos.
Una de las experiencias más recientes de Zavala Herrera, quien es capitán de fragata, fue en el Pico de Orizaba, a una altitud de aproximadamente 14 mil 700 pies. Ahí debía evacuar vía aérea a un alpinista que tuvo un accidente al querer subir a la montaña más alta de México.
Una vez que personal de la Infantería de Marina y de Protección Civil llevaron al herido a uno de los refugios, él y su tripulación llegaron en helicóptero para llevarlo a un lugar donde se le atendió, para después trasladarlo al Hospital Naval de Alta Especialidad.
“De no haber sido por esa ayuda y esa coordinación, hubiera fallecido por hipotermia, puesto que no llevaba el equipo necesario para sobrevivir”, comentó el piloto.
Así como ese apoyo, la labor de la flota aérea de la Secretaría de Marina se encarga también de establecer puentes aéreos con los que se traslada a personas o víveres hacia zonas afectadas por algún fenómeno meteorológico, además de salvaguardar la vida humana en el mar, vigilar las zonas marítimas mexicanas y proteger el medio ambiente.
Debido a que los fenómenos meteorológicos, cuando tocan tierra o golpean las poblaciones, afectan servicios o las vías de comunicación como carreteras, puentes y luz, los pilotos navales están conscientes de la importancia de llegar hasta las zonas afectadas.