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H uamantla, Tlax.— En este tramo de la vía ferroviaria todo esta calculado para el asalto de trenes. Los grupos delictivos conocen horarios, la mercancía que se transporta y también si la máquina trae custodia privada o gubernamental. Son bandas cuya mayoría de integrantes residen en la comunidad de Lázaro Cárdenas, ubicada a unos 10 kilómetros de la cabecera municipal.

El pueblo colinda con las vías férreas y del otro lado hay campos agrícolas con espacio suficiente para estacionar las camionetas y llevar la mercancía robada a bodegas. Es la llamada “zona dorada” por el registro constante del robo y asalto de los trenes de Ferrosur, cometido por al menos 150 hombres y mujeres plenamente identificados por los habitantes de la comunidad de Lázaro Cárdenas. Dicen que sobresale un hombre de 36 años, conocido como Tomás “N”, El Jarras, líder de grupos de asalto a trenes.

El Jarras fue detenido en marzo de 2017, luego de ser acusado de emboscar, junto con otros 50 hombres, a personal de Ferrosur. Según las investigaciones ministeriales, encabezó otros enfrentamientos con policías municipales y estatales, así como con custodios de seguridad del tren.

Un día después de la detención, el comisionado estatal de Seguridad, Hervé Hurtado Ruiz, afirmó que ni los municipios ni esa comisión tienen la infraestructura adecuada para atender el fenómeno delictivo que se presenta en el estado.

El asalto a trenes en el tramo ferroviario que atraviesa Lázaro Cárdenas fue denunciado por los habitantes desde finales de 2014, cuando gobernaba el priísta Mariano González Zarur. Una comisión de habitantes envió oficios al gobierno estatal, el municipio de Huamantla, a la Procuraduría General de Justicia y a la Comisión Estatal de Derechos Humanos para pedir su intervención y detener la violencia registrada en la zona.

“Nosotros no pedimos que dejen de robar, al fin que los empresarios tienen dinero para pagar vigilancia o qué sé yo. Lo que queremos es que las autoridades intervengan porque cada vez son más frecuentes los enfrentamientos a balazos y nos puede tocar uno de ellos. Es que nos les importa si es de día, noche o madrugada, cada que hay asalto y viene la policía aquí es un campo de batalla”, dicen los habitantes de Lázaro Cárdenas, y el tramo de mayor riesgo para los trenes es su paso por Tlaxcala, exponen.

Temerosos de que las balas alcancen a sus familias, un grupo de personas entregó a las autoridades docu mentos con las identificaciones de los líderes de los grupos delictivos y detallaron horarios y formas de actuar, pero nada se hizo.

Desde ese año informaron que “el señor Tomás Armas Valencia, El Jarras, lidera una banda dedicada al robo y asalto a trenes”.

También citaron que, aparentemente, “este hombre encabeza a más de 20 personas, mientras que su lugarteniente Carmelo Martínez Flores organiza y vende los productos robados del tren en la ciudad de Huamantla, Tlaxcala”, según información desprendida de los oficios consultados.

El desarrollo del delito creció de forma exponencial, así como el número de asaltantes, lo cual fue admitido por el comisionado de Seguridad Pública, quien reconoció que no tiene la suficiente infraestructura para enfrentarlos.

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