La propuesta del virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, de crear la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) y desaparecer la Comisión Nacional de Seguridad (CNS), es positiva para los especialistas en seguridad Rodrigo Soto Morales y Alejandro Hope, porque le otorga mayor visibilidad y relevancia política a este tema, aunque para el investigador Javier Oliva no ha quedado claro cómo se va a formar esa dependencia.
En entrevista con EL UNIVERSAL, Javier Oliva Posada, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), consideró como riesgosas, con falta de claridad y orden las propuestas que ha adelantado López Obrador y su equipo en materia de seguridad, lo que afectaría el combate a los altos índices de violencia que se registran en el país.
“Me parece riesgoso enfocarse sólo en medidas estructurales o de diseño institucional y desatender la creciente ola de violencia que agobia al país; es decir, ¿para qué se quiere crear la Secretaría de Seguridad Pública?, ¿para abatir los delitos?, ¿para terminar con el tráfico de drogas?, ¿cuál sería su función?”. No ha quedado claro en la serie de medidas que han anunciado distintos personajes cercanos al candidato triunfador, como el crear nuevamente la SSP. Es peculiar que se retome un planteamiento que viene desde el último año del gobierno de Ernesto Zedillo, cuando se creó la Policía Federal Preventiva”.
Para Alejandro Hope esa nueva dependencia “sí implica una reorganización del sector que es saludable, saca a la seguridad pública de la inmensidad burocrática de la Secretaría de Gobernación y le da más peso político, así como más visibilidad al tema. En ese sentido, van correctamente. Todos los candidatos estaban a favor de esa medida”, dijo.
Destacó que al crear nuevamente una Secretaría de Seguridad Pública, la cual operó entre 2000 y 2012, se podrían facilitar las funciones de los órganos desconcentrados, en especial, la Policía Federal y al Sistema Penitenciario Federal.
Comentó que hay dos problemas de fondo con la concentración de las labores de seguridad pública en la Secretaría de Gobernación, los cuales fueron el debilitamiento del comisionado nacional de Seguridad y la Policía Federal, cuyo presupuesto —aseveró— no creció en términos reales durante el sexenio del presidente Enrique Peña Nieto.
Rodrigo Soto Morales, académico de la Universidad Panamericana, coincidió con Hope al considerar como algo positivo la iniciativa de revivir la SSP, puesto que le daría mayor fortaleza a ese sector y ayudaría a combatir al crimen, aunque indicó que la propuesta de mando único que propone el tabasqueño es anticonstitucional “porque se violan los artículos 21, 22 y 115 de la Constitución, [ya que] la seguridad pública corresponde a nivel local”.
Señaló que no podrá haber un cambio radical en el combate a la delincuencia si cada seis años hay diferentes estrategia, por eso, “si hay continuidad en políticas y estrategias razonables o cambios justificados sí va haber una mejoría, pero de lo contrario, no habrá cambios”, refirió.
Sobre el planteamiento del virtual presidente López Obrador de regresar a los militares a los cuarteles en tres años, Javier Oliva afirmó esta no podrá ser tal, debido a que no es suficiente el tiempo para una acreditación y adiestramiento adecuado para las policías municipales, estatales y federales que se necesitan, puesto que “los especialistas hablan de más de 10 años para que esto ocurra, por lo que es importante señalar que este tipo de planteamientos pueden revertirse en contra del nuevo gobierno, en la media que no se puedan cumplir con lo que se promete”.
Desaparición del Cisen
Hope afirmó que la desaparición del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) para crear la Agencia Nacional de Inteligencia parecen “cambios cosméticos” en los que sólo se cambiarán los nombres; sin embargo, advirtió que es “mala idea” adscribir este nuevo organismo a la Secretaría de Seguridad Pública.
“Hay una distinción notable entre la inteligencia policial e inteligencia civil. La policial se genera para procesar a personas para convertirse en evidencia procesal, el Cisen no, es para toma de decisiones. Es una dinámica distinta, tienen blancos diferentes. Hay una confusión conceptual, eso va a ser problemático” destacó.
Javier Oliva consideró que el Cisen puede cambiar de nombre, o tener algunos cambios, pero a ninguna democracia consolidada puede faltarle este tipo de organismos.