El Ejército Mexicano puso en marcha ocho proyectos para adquirir armamento y tecnología terrestre y aérea, entre los que destacan la creación de un radar aéreo 3D, la fabricación de una familia de municiones con capacidad para derribar drones y el diseño de un sistema antiemboscadas, con la finalidad de incrementar la seguridad física de su personal y eficientar las operaciones en territorio nacional.
Desde marzo del año pasado, la institución castrense encargó a diversas universidades y tecnológicos del país estudios para desarrollar equipos y sistemas de vigilancia con una inversión de 215 millones 637 mil pesos, siete de los cuales conluirán en 2021, de acuerdo con información obtenida vía transparencia.
Por ejemplo, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), al mando del general Luis Cresencio Sandoval González, solicitó al Centro de Investigación de Estudios Avanzados (Cinvestav), al Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y a la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) la investigación y desarrollo de un prototipo de sistema de radar de vigilancia aérea 3D TPS-Camazot, con un costo de 133 millones 951 mil 937 pesos, que se prevé que este listo en febrero de 2026.
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De fabricación nacional, se espera que el radar tenga un alcance de 220 kilómetros y una vez terminado, con base en los requerimientos de la Sedena, será empleado para coadyuvar en la función de vigilancia del espacio aéreo mexicano.
De igual forma, el Ejército pidió al Instituto Tecnológico José Mario Molina Pasquel y Henríquez, con sede en Zapopan, Jalisco, un sistema térmico de vigilancia terrestre para instalarlo en sus camionetas Chevrolet Cheyenne de doble cabina, con objeto de poder detectar con oportunidad posibles agresores.
Además, está en desarrollo una familia de municiones menos letales calibre 40 milímetros para ser utilizadas en eventos violentos y con capacidad para neutralizar drones pequeños, que la Sedena encargó a la Unidad Profesional Interdisciplinaria en Ingeniería y Tecnologías Avanzadas (UPIITA) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), por un monto de 15 millones 940 mil pesos.
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Dichas municiones permitirán al personal del Ejército y de la Fuerza Aérea Mexicanos “controlar en los diferentes niveles de fuerza las situaciones en donde es aplicable ésta; además, generará capacidad para neutralizar drones pequeños”, de acuerdo con los datos generales del proyecto consultados.
En abril, el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, reveló que varios grupos de la delincuencia organizada, entre ellos el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), están utilizando drones con explosivos contra las fuerzas de seguridad en los estados de Jalisco, Guanajuato y Michoacán.
Indicó que los casos registrados son de preocupación, pero hasta el momento los cárteles no han sido efectivos en sus objetivos como quisieran.
La Secretaría de la Defensa Nacional también solicitó al Instituto Tecnológico José Mario Molina Pasquel y Henríquez crear un sistema térmico de vigilancia aérea, para la Fuerza Aérea Mexicana, proyecto al que destinó 5 millones 689 mil pesos.
Lo anterior es con la finalidad de “incrementar la seguridad física de las tripulaciones y el material de vuelo, detectando oportunamente posibles agresores”.
Asimismo, la dependencia encargó el diseño de una ametralladora rotativa calibre 5.56 milímetros, un lanzagranadas múltiple de 40 mm, un cohete de siete bocas de 70 mm y un sistema de geolocalización y seguimiento de aeronaves.
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De acuerdo con la información, se tiene previsto que los proyectos concluyan en el mes de marzo del próximo año; al ser consultada sobre los mismos, la Sedena no respondió.