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Porque “te metes en muchas broncas”, no tocar a las pasajeras que se quedan dormidas dentro del taxi, por el nivel de alcohol que consumieron, es una medida de precaución de Rigoberto López al conducir su vehículo en la Ciudad de México.
El hombre que lleva más de una década recorriendo la capital mexicana, manifestó que los pasajeros ebrios son con los que más “tiene que batallar”. Con las dos manos en el volante y observando de manera constante el espejo retrovisor, recuerda que una de las situaciones más complejas que le ha tocado vivir fue con una joven que se quedó dormida por más de tres horas en su auto.
“En Polanco, en la madrugada, una chica me pidió que la llevara a Coyoacán; sin embargo, no me dijo exactamente la dirección. Agarré camino hacia el centro de Coyoacán y cuando llegamos le grité para despertarla y le digo: ‘Llegamos, al lugar que me indicó, ¿dónde es tu domicilio?’. Volteo y estaba dormida.
“Le hablé un poco más fuerte, sin tocarla, sin nada, sé que eso está bastante mal, te metes en problemas y no despertó. Hice como tres intentos para hablar, mejor me bajé del carro y esperé afuera. Cuando despierta me dice: ‘¿Qué hago aquí?, ¿quién eres?’”.
Señaló que con la mirada perdida, la joven no podía sostenerse y al tratar de hablar, le recordó que ella lo había abordado en Polanco y que “llevaba tres o cuatro horas tratando de levantarte, pero tú no reaccionas”, a lo que la joven le comentó: “No recuerdo nada”. Cansado de esperar y molesto, Rigo le preguntó a la joven: ‘¿A dónde te llevo?’, por lo que con esfuerzos, la joven tomó su celular y se comunicó con una amiga. Ella le indicó el lugar.
“Me dio la dirección y fui a Tlalpan. No hubo vómito, nada”, comentó. Aseguró que este tipo de escenas se repiten los fines de semana, especialmente en pasajeros que solicitan sus servicios en el Centro, la Zona Rosa, y “hasta antes del temblor, en la Condesa y la Roma. Me han tocado situaciones parecidas con hombres, mujeres y de la comunidad gay”.