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El año pasado Martha Rocelia García Hernández, enfermera mayor de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), hizo realidad uno de sus sueños: participar en una Operación de Mantenimiento de la Paz de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La joven fue enviada a Sudamérica para supervisar que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno de ese país cumplieran con el acuerdo que obligó a los exguerrilleros a reintegrarse a la vida civil.
“Yo desplegué el 5 de febrero de 2018 y volví el 5 de marzo de este año. Mi experiencia fue muy enriquecedora, formé parte de la Unidad Médica de la sede nacional de las Naciones Unidas y supervisaba la condición de salud de los excombatientes en los espacios de reincorporación”, relata.
Menciona que, aunque realizar su labor no fue una tarea complicada, la misión de paz marcó su vida: “Conocí a una chica de las FARC que decía que ella quería estudiar, ese era su principal objetivo, y dejar la vida guerrillera atrás. Ahí te das cuenta [de] que uno en México está perfectamente bien al contar con las oportunidades que se tienen”.
A pesar de que García Hernández dejó de ver a su familia durante un año, valora la oportunidad que la ONU le brindó y espera viajar a África para llevar ayuda humanitaria a quienes viven ahí.
“Los riesgos son diferentes a la misión que vivimos en Colombia, porque ahí era una misión política especial. En África la gente va armada, las condiciones de vida son totalmente distintas y representaría un reto grande para mí”, comenta.
Después de haber regresado de Colombia, la joven fue invitada a participar en el Centro de Entrenamiento Conjunto de Operaciones de Paz de México (Cecopam), donde se preparan elementos de la Policía Federal (PF), Secretaría de Marina (Semar) y de la Sedena que también quieren colaborar con la ONU.
De todas esas personas, 171 fueron hombres y 41 mujeres. “Estoy feliz de haber representado a nuestro país cuando antes era impensable que los hombres participaran en las misiones de paz. Como mujeres representa un gran paso y aprovechamos el camino que otras ya nos habían dejado hecho”, indica.
México teje lazos con Naciones Unidas3
El Cecopam, ubicado en el Campo Militar 37-C en San Miguel de los Jagueyes, fue creado como parte de los compromisos internacionales que la ONU y México han pactado.
Desde 2015 nuestro país ha vuelto a participar en las operaciones de paz. Recientemente, el embajador Juan Ramón de la Fuente, representante permanente de México ante las Naciones Unidas, aseguró que la colaboración de nuestra nación con la ONU se irá fortaleciendo cada vez más. Para cumplir estas metas, el centro de capacitación quedó a cargo del teniente coronel de artillería Vitalio Pineda Díaz, quien explica los requisitos que deben cumplir los elementos que quieran estudiar en el lugar.
“Deben tener el grado mínimo de capitán y hasta teniente coronel, porque eso exige Naciones Unidas. Deben tener buenas condiciones de salud y una conducta intachable, porque al momento que desplegamos una misión ya no vamos como Fuerzas Armadas, sino que representamos a México”.
Añade qué condiciones se enfrentan en una operación de la ONU: “Puede ser que estés en el cuartel general o regional del país donde se realiza la misión. También sales a terreno a verificar el cumplimento de los acuerdos que paz que se hayan firmado entre partes en conflictos, puede ser un acuerdo de cese al fuego, de paz estable y duradera”.
Detalla que el Cecopam también debe cumplir con requisitos para ser reconocido por la ONU; por ejemplo, que todo su personal haya participado en una misión de paz: “Aquí tenemos gente que ha estado en Colombia, un capitán de la Armada de México que acudió al Sahara Occidental y un sargento primero que estuvo en Haití. Además, como país también hemos mandado a elementos a África Central y a Mali”.
Hasta el momento, los integrantes de la Sedena son quienes más han asistido al centro de entrenamiento, pues se han inscrito 165 militares. Sin embargo, el teniente coronel de artillería Vitalio Pineda espera que esa cifra incremente conforme más se dé a conocer la existencia del mencionado espacio.
Refiere que espera que personal civil, ajeno a las instituciones de seguridad, también se prepare en el Cecopam: “Dentro de nuestra misión y nuestra visión consideramos que en un futuro, cuando lo determine el Estado mexicano, nosotros estaremos en condiciones de capacitar a personas civiles para que puedan ir a una situación inestable y trabajar con seguridad”.
Misiones, otra oportunidad
Quienes han participado en las misiones de paz de la ONU explican cómo éstas ayudan a rehacer la vida de gente que anteriormente vivía en situaciones de conflicto o que no contaba con herramientas para salir adelante.
Sally Violeta Ojeda Ramírez, mayor perteneciente al Hospital Central Militar, es otra de las mexicanas que ha colaborado con las misiones de paz.
La mujer viajó a Colombia en 2016 y también colaboró en la supervisión de la etapa del desarme de las FARC.
“Muchos de los ahora excombatientes [de las FARC] seguramente sólo sabían armar bombas porque se desarrollaron en ese contexto, eso volvió complicado regresarlos a la vida social.
“Tuvimos que darles educación y enseñarles oficios para que ellos pudieran rehacer su vida sin delinquir”, relata.
Narra que durante su estancia en Sudamérica estuvo viviendo en campamentos con las FARC y tuvo que ganarse su confianza para poder realizar su trabajo: “Ellos confían mucho en el proceso de Naciones Unidas. Al estar como intermediarios, estábamos contentos de haber participado en un proceso histórico para toda Latinoamérica”.