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Washington.— Édgar Valdez, La Barbie, el ex jefe de sicarios del Cártel de Sinaloa y ex alto mando del Cártel de los Beltrán Leyva, fue sentenciado en Estados Unidos a 589 meses de prisión (49 años y un mes), 10 años de libertad vigilada y una multa de 192 millones de dólares por tráfico de cocaína y lavado de dinero.

Nacido en Estados Unidos, es considerado por las autoridades de ese país un “narcotraficante de gran magnitud”.

“Va a ir a una cárcel federal por casi todo lo que le queda de vida. Los más altos niveles de los cárteles de narcotraficantes mexicanos deberían saber que, como La Barbie, van a rendir cuentas por sus crímenes”, dijo el fiscal del Distrito Norte de Georgia, Byung J. Pak.

Valdez Villarreal era uno de los nombres más importantes en el entramado narcotraficante de hace una década, cuando su habilidad negociadora y crudeza al ejecutar órdenes lo elevó a los más altos cargos en los principales cárteles, y era el más importante en el organigrama del Cártel de Sinaloa y, posteriormente, del de los Beltrán Leyva.

Su apodo, impuesto por sus ojos claros, tez blanca, rasgos finos y obsesión por una vida llena de lujos, contrastaba con su rudeza, violencia y conexiones con diversas bandas criminales, incluyendo una buena relación con cárteles colombianos que proveían cocaína.

“Valdez Villarreal estuvo involucrado durante dos décadas con crímenes de narcotráfico y comandó actos de violencia inconmensurables e intimidación. Sus despiadadas y violentas actividades criminales ponían un riesgo significativo a la calidad de vida en nuestro país”, explicó Robert Murphy, agente especial de la Agencia Antidrogas (DEA).

Según la acusación, La Barbie ganó “millones de dólares vendiendo miles y miles de kilos de cocaína en Estados Unidos”. Las estimaciones de la fiscalía calculan que fue el responsable de inundar las ciudades de Memphis y Atlanta con unas 12 toneladas de cocaína en dos años, a un ritmo de hasta 600 kilos por semana.

Entre sus crímenes también cuentan el lavado de dinero proveniente de la droga. Todas sus actividades combinaban otros delitos, como posesión de arma, uso de violencia o soborno. Si bien no fue condenado por ello, la fiscalía también lo acusó de iniciar una guerra sangrienta contra Los Zetas para “luchar por el control del lucrativo corredor de Laredo”, pelea que dejó “una carnicería inconmensurable” en 2003.

Valdez Villarreal fue detenido en un rancho cerca de Ciudad de México en 2010 y extraditado a Estados Unidos en 2015, donde se declaró inocente. Sin embargo, cambió su declaración y admitió su culpabilidad poco después, en enero de 2016.

La fiscalía pedía una condena más dura, de 660 meses (55 años). Luego de que se declarara culpable pocos meses después de la extradición consideraron que pedir cadena perpetua no era necesario, ya que cuando cumpliera todo ese tiempo “saldría incapaz de volver a hacer daño”.

Desde su llegada a EU, y especialmente tras su declaración de culpabilidad, ha estado colaborando con las autoridades de ese país. Se espera que Valdez Villarreal sea uno de los testigos en el juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán, que ha de iniciar el próximo 5 de septiembre en Brooklyn, Nueva York.

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