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A los 20 años de edad, Sean Berte se convirtió en bombero de la ciudad de Boston, Massachusetts. Estaba consciente de que esta profesión requiere condiciones físicas y mentales por los niveles de estrés a los que son sometidos esos socorristas.
Según se desprende de una sentencia federal, Berte era un consumidor de marihuana desde la secundaria y no le había afectado negativamente.
Para lidiar con las dolencias y trastornos músculo-esqueléticos derivados de su nueva carrera, decidió utilizar una sustancia más benigna.
“Comencé a cultivar mis propias plantas. Dentro de un par de años, la DEA y la policía local se unieron para hacer redadas en mi casa y la estación de bomberos, simultáneamente.
“Me encontraron con 131 plantas de marihuana. Me declaré culpable en un tribunal federal y cumplí ocho meses en una prisión federal. Perdí mi carrera, los ahorros de mi vida, mi pensión, y casi pierdo mi casa también. Cumplí el tiempo fijado y la libertad condicional posterior [tres años]”, comentó.
La legalización y regulación de la marihuana está en marcha en su lugar de origen, para corregir algunos de los errores de la guerra contra las drogas, por lo que reunió los requisitos en la concesión de licencias para la venta legal de cannabis.
Sin embargo, su situación financiera le impide obtener fondos para dicha empresa debido a las dificultades que tuvo cuando estuvo preso.
Sean Berte no está seguro de que el mercado legal represente oportunidades para que aquellas personas que han sufrido la política prohibicionista.
“Personalmente, he elegido ingresar al mercado legal porque es lo que siempre he deseado.
“Nunca disfruté haciendo algo que el gobierno consideraba ilegal.
“Tuve el incentivo adicional de ingresar a esta nueva industria después de ver al oficial de policía, quien fue el que me arrestó por marihuana, unirse a una compañía que intentaba abrir un dispensario legal de ese sicoactivo en mi ciudad natal”.