Ya sea por voluntad propia, forzados o por estar bajo investigaciones criminales, los morenovallistas yacen en el ostracismo.
La muerte, hace dos años, de Rafael Moreno Valle (senador) y Martha Erika Alonso (gobernadora), desbalagó a todos sus seguidores políticos.
“Había un grupo muy fuerte alrededor de Moreno Valle y este conglomerado prácticamente ha desaparecido como tal, o más bien, se ha realineado”, describe la investigadora de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), Claudia Ramón Pérez.
El fallecimiento del matrimonio de políticos poblanos, que sufrió un accidente aéreo el 24 de diciembre de 2018, derrumbó el sólido régimen conocido como “el morenovallismo”.
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La académica rememora que algunos de los liderazgos más visibles del morenovallismo hoy se encuentran fuera del radar político, ausentes, otros negociaron con el PRD y con Morena, y los menos favorecidos están sujetos a investigaciones por parte del gobernador morenista Luis Miguel Barbosa Huerta.
“Si haces un análisis de liderazgos que estaban visibles en el momento del accidente, uno de ellos era Tony Gali (...) parecía que tomaría la delantera y sería uno de los personajes más visibles de la contienda para recuperar la estafeta; sin embargo, ahorita está desaparecido”, afirma Ramón Pérez.
Se refiere a Antonio Gali, exalcalde de la capital poblana y exgobernador del estado, amigo de la extinta pareja, y a la lista suma a Luis Banck, exalcalde de Puebla, quien emitió un discurso en los funerales del senador y de la gobernadora panistas.
La analista no deja fuera al expresidente del Congreso del estado, Jorge Aguilar Chedraui, otro cercano del poderoso grupo morenovallista, señalado de presuntos desvíos y luego, de manera inexplicable, exonerado.
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Si bien los morenovallistas modernizaron las grandes urbes, se caracterizaron por tener un control de la política local, ejercer el poder con mano de hierro, encarcelar a los principales líderes sociales y políticos, presionar a los alcaldes contrarios y abandonar a los sectores más vulnerables de la población.
Hoy, ellos se encuentran en el ojo de la justicia. El gobierno barbosista ha denunciado penalmente a 147 de los principales personajes morenovallistas.
Lo mismo por la obtención de notarías de manera irregular; expedición y obtención de títulos sin legalidad; uso indebido de dinero público y desfalco en la adquisición de uniformes y zapatos escolares.
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En el interior del Partido Acción Nacional (PAN), el cisma de la muerte de ambos políticos provocó que regresaran viejos liderazgos identificados con el ala tradicionalista, como Ana Teresa Aranda.
“Podemos ver que se empieza a rearticular, mientras que uno de los grupos parece perder impunidad”, expuso la politóloga.
Y el grupo legislativo panista se fracturó. El diputado Hugo Alejo Domínguez renunció a la bancada, se convirtió en legislador independiente y apoyó abiertamente al entonces candidato de Morena, PT y PVEM, Miguel Barbosa Huerta, en tanto que su compañera de bancada, María del Carmen Saavedra Fernández, se sumó a la bancada morenista.
Aquellos institutos políticos que eran aliados de Moreno Valle, como Movimiento Ciudadano (MC), el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Compromiso con Puebla, van tomando su propio camino en la vida política.
En tanto que los partidos Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (Panal) buscaron alianzas con el gobierno de la Cuarta Transformación, movimiento que además está inmerso en pugnas internas y pleitos encabezados por el mandatario estatal, Barbosa Huerta.