Más Información
Sheinbaum explica reducción a presupuesto para protección a migrantes mexicanos; “Sí hay un ajuste, tiene que ver con los altos salarios"
Denuncian agresión de presuntos militares contra trabajadores en Tamaulipas; una de las víctimas falleció, tenía huellas de tortura
nacion@eluniversal.com.mx
Un hombre alto empuja la pesada reja de metal, otros se acercan a ayudarle. Del otro lado está la fuerza de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que con su brazo empuja la puerta hasta cerrarla: “¡No nos van a secuestrar! ¡Somos personas con hijos, como tú!”.
Entonces, empleados y personal de seguridad de la Cámara de Diputados no permiten al grupo disidente que los encierren en el Palacio Legislativo y rompen por unos minutos el cerco magisterial y salen de su cautiverio.
Unas 30 personas forman dos vallas en la puerta 8 de San Lázaro para impedir que el grupo de docentes le cierre las rejas. La barrera humana resiste mientras recibe empujones, golpes, arañazos de mujeres que se dicen maestras y gritos para someterlos.
“¡No los vamos a dejar salir, ahí se van a morir de hambre por arrastrados, por perros, por vender a la patria!”, grita una mujer que golpea a los trabajadores administrativos, periodistas y personal de seguridad. Entre empujones y mentadas de madre la puerta se cierra, trabajadores caen y se arrastran en el intento por salir. Ponen la cadena, la CNTE canta: “¡Sección 22, la única, no hay dos!”.
El bloqueo parece planeado y ejecutado con precisión: a las 12:45 horas los profesores, la mayoría de Oaxaca, comienzan a retirarse del campamento que mantienen cerca del Metro Candelaria y se dirigen a los accesos vehiculares y las puertas peatonales.
La carrera fue de tiempo: a las 12:50 comienzan a sonar los altavoces dentro de San Lázaro para pedir a los trabajadores que salgan por la puerta 8, a las 13:00 horas algunos trabajadores logran salir y luego los maestros bloquean las puertas.
Desde adentro se escuchan gritos: “¡Corran!, ¡Corran!”, apuran a los que quedan rezagados, pero no todos alcanzan a salir. Una mujer desesperada trepa por el enrejado que rodea la Cámara de Diputados.
El legislador del PT, Silvano Garay, intenta negociar la liberación de los empleados, pero los maestros se niegan, reclaman que su bancada votó en abstención la iniciativa en la sesión de las comisiones unidas de Educación y Puntos Constitucionales.
Garay Ulloa no corre con la misma suerte que la diputada de Morena, Idalia Reyes Montiel, quien votó en contra. La legisladora, ante la vista impávida de los secuestrados, sale caminando sin problema por la puerta 7. El personal de resguardo quita cadenas y candados y le abre la puerta.
El cerco a San Lázaro, el que se ha montado intermitente durante siete jornadas, ayer fue roto, aunque fuera sólo un momento.