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Alejandra Trujillo Barrios tiene 40 años. Cuenta que en plena pandemia se detectó una bolita en el seno derecho, pero que por miedo a ir a un hospital y contagiarse de Covid-19 lo dejó pasar; un par de meses después acudió a la Fundación de Cáncer de Mama (Fucam), donde detectaron que tenía ese padecimiento.
“Hace un mes y medio me dijeron que tenía cáncer de mama, para mi sorpresa la bolita que me había detectado había crecido”, comenta.
Alejandra recorre los pasillos del Fucam en silla de ruedas, acompañada de un familiar. Señala que, como persona con discapacidad, nunca le pasó por la mente que podría ser propensa a este tipo de enfermedades, pero que para ella la Fucam ha sido la esperanza de vida.
Pide a todas las personas, en especial a las mujeres con discapacidad, que se hagan chequeos, que no dejen pasar una sospecha de este cáncer pues, como le explicaron, esa es la clave.
“Tenemos la necesidad y está dentro de nuestra responsabilidad explorarnos, esto nos da una oportunidad de vivir, porque si el cáncer se detecta a tiempo, se puede salvar la vida”, externa.
A punto de entrar a una de sus consultas, Alejandra explica que para ella el proceso médico ha sido muy difícil y que al principio no supo qué hacer, pues cáncer casi siempre era un sinónimo de muerte, pero que gracias a la atención que ha recibido, ahora tiene más deseo de vivir.
En la recepción del Fucam se observan a muchas mujeres con papeles y sobres de estudios en la mano; todas reflejan la incertidumbre por saber qué tienen y si saldrán con al menos un diagnóstico.
EL UNIVERSAL realizó un recorrido por las instalaciones de la fundación y constató cómo trabajan los médicos que buscan, junto con las mujeres, ganarle la batalla al cáncer.
Lo primero que realizan son mastografías; luego, en el llamado cuarto azul, valoran las imágenes y los médicos especializados notifican cuando detectan algún signo de cáncer; además, señalan qué tipo de biopsia necesita cada una de las pacientes.
Esa información se entrega a las asistentes el mismo día que van a la consulta, y de ahí se les hace un esquema para continuar con el tratamiento, el cual dependerá de qué tipo de cáncer se le detectó.
En la fundación también cuentan con quirófanos, donde realizan las operaciones necesarias. Tienen cuartos especializados para la aplicación de las quimioterapias y las radioterapias.
Asimismo, la Fucam cuenta con un espacio donde hay varios cuartos, por si las pacientes requieren estar en observación después de cualquier intervención quirúrgica que se les practicó.
En otra área, dan el seguimiento posterior, con cuidados paliativos, sicológicos, así como nutricionales.