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Nataly López Morales llega de trabajar a la estancia “Osito Teddy”, en Naucalpan, Estado de México, -la cual recibía hasta diciembre pasado recursos del programa de estancias infantiles- para recoger a sus hijas Naty y Vale, quienes tienen discapacidad motriz y visual, respectivamente.

Tras ser avisada que su mamá llegó por ella y su hermana, Naty sale de prisa del salón decorado con caricaturas y con destreza mueve su andadera en el piso blanco y una sonrisa aparece en su rostro.

“¿Cómo les fue hoy? ¿No hicieron travesuras?”, pregunta Nataly a sus hijas con una sonrisa, la cual poco a poco se desdibuja cuando se le pregunta su opinión sobre la posibilidad de que ya no cuente con el subsidio del gobierno federal para que sus hijas sean atendidas en ese lugar.

“Es algo que me preocupa porque sin este apoyo que da el gobierno federal no sé a dónde llevaría a mis hijas, porque necesitan una guardería que les brinde el apoyo especial que aquí les dan las maestras”.

Naty, quien padece mielomeningocele -un defecto en el que la columna vertebral y el conducto raquídeo no se cierran- ve la cara de preocupación de su mamá, por lo que suelta la andadera, trata de sostenerse y la abraza, lo mismo que Vale, quien nació con un ojo más pequeño que el otro.

“A Naty cada tres veces al día la necesitamos sondear, y en muchas guarderías no se animan a hacer eso. Aquí se lo realiza una enfermera, pero en caso que tenga que llevarla a otro lugar, tendría que ir personalmente para hacer eso, lo que significaría que tendría que dejar de trabajar”.

Nataly López Morales asegura que dejar a sus hijas con familiares es una opción poco viable, debido a que “tienen actividades todos los día y por ejemplo, Naty lleva silla de ruedas, y andadera y no todos los lugares son accesibles para ella. ¿Dejarlas con los abuelos? Son niñas, necesitan de gente especializada”.

Unos minutos después llega María Torres, quien todos los días pasa a las 15:00 horas por su hijo de tres años, tras salir de trabajar en la limpieza de casas.

“Aquí lo dejó en la mañana y pasó por él en la tarde, lo que me da perfectamente tiempo de ir a trabajar y tengo la tranquilidad de que está en un lugar seguro. Si se retira el apoyo nos complicaría mucho a las mamás trabajadoras”.

Con sonidos de niños gritando y jugando atrás de ella, María cometa que dejar a su hijo con sus abuelos “sería un retroceso porque en vez de ayudarles los hacen poco independientes, porque sus abuelos les resuelven todo, todos les dan, y no los vuelven independientes”.

Otro de los posibles afectados por este recorte es Carlos Cordera, quien su hijo de año y medio asiste a esta estancia desde hace seis meses, quien considera que de concretarse la propuesta de que sean los abuelos o familiares quienes cuiden a los menores “tendría problemas porque no tengo con quien dejar al niño.

Cuando se lo he dejado a mi papá a la hora y media ya está desesperado. Simplemente no puede; suena bonito, pero la verdad es que no creoque se pueda llevar a cabo”.

Seguiremos dando el apoyo.

Nora Moreno, encargada de la estancia, asegura que fue en diciembre cuando recibió el último monto económico del gobierno federal para operar esta estancia, donde son atendidos 45 niños, de los cuales 31 están adheridos al programa federal.

“Preveíamos que esto se iba a solucionar, pero los esquemas que está mostrando el gobierno federal no nos dan certidumbre. Si sigue esta situación tendremos que dirigirnos a otros organismos como la ONU, quien en 2004 solicitaron a los gobiernos que sean ellos quienes atiendan a la primera infancia, es decir, niños de cero a cuatro años”.

Asegura que las autoridades les han pedido a los encargados de estos establecimientos a que esperen que se publiquen las reglas de operación, “pero es que generalmente estas se publicaban entre el 30 y 31 de enero de cada año, y es fecha que todavía no se publican”.

Considera que no es viable el que sean los abuelos quienes cuiden a los menores, puesto que estos deben de socializar con sus pares para un mejor desarrollo, puesto que “todo nace en la infancia, la edad de cero a seis años es una etapa primordial”.

Afirma que a pesar de que no lleguen los recursos económicos, junto con las educadoras y fisioterapeutas, seguirán dando el servicio y buscará opciones para que los niños sigan en la guardería.

“Les he dicho a los papás que se mantengan tranquilos, que no se preocupen, que los seguiremos apoyando, pero el gobierno está afectando a la gente más vulnerable, y no está viendo por la educación y el futuro de estos niños”.

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