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Autor de libros como La morada infinita, Morir antes de morir y Suicidio, Arnoldo Kraus Weisman, quien dirige el Seminario Permanente de Bioética en la UNAM, señaló que el avance en la aprobación de iniciativas relacionadas con la ayuda para “morir con dignidad” requiere de un mayor compromiso por parte de los actores involucrados en la Secretaría de Salud (Ssa), y consideró crucial que aborden este tema tan necesario y sensible.
Sin embargo, el también médico reconoció que “nos enfrentamos a varios obstáculos, siendo la ineficacia del sistema de salud mexicano uno de los principales”.
Aseguró que la influencia de las iglesias, que en su mayoría rechazan la idea de la ayuda para morir, resulta un peso significativo ante esta problemática.
“La sociedad aún no ha expresado su opinión con la contundencia necesaria para impulsar un cambio significativo en esta área”, expresó.
Kraus Weisman recordó algunas definiciones como eutanasia, morir con dignidad o suicidio asistido.
“De acuerdo con los viejos conceptos, me gusta más el de morir con dignidad, pero la eutanasia tradicionalmente solía dividirse en pasiva y activa. La primera implica dejar de suministrar medicamentos o apoyo médico al enfermo, mientras que la segunda consiste en que un profesional de la salud administre una sustancia intravenosa para acelerar la muerte, no necesariamente a pacientes terminales de cáncer, sino también a aquéllos con problemas pulmonares o cardiacos, con el objetivo de una muerte rápida y sin dolor”, dijo.
En México, siete de cada 10 adultos manifestaron su respaldo a la despenalización de la eutanasia para pacientes en estado de dolor extremo y desahuciados, y apoyaron la idea de contar con la asistencia de un médico en el proceso de administración de la sustancia que facilitaría su fallecimiento, sin implicaciones legales para la familia.
Estos resultados provienen de la Segunda Encuesta Nacional de Opinión sobre el Derecho a Morir con Dignidad.