Tras su fallida detención en octubre de 2019, Ovidio Guzmán López fue un líder del narco que vivió con suma tranquilidad durante tres años en la capital sinaloense, en la que se movía libremente y de la que nunca salía.

Muchos ubicaban sus tres domicilios a los que acudía con frecuencia, dos de los cuales se ubican en el Desarrollo Urbano Tres Ríos y en la sindicatura Jesús María, para visitar a familiares.

Ovidio es parte de la estructura criminal que domina Culiacán, asiento del Cártel de Sinaloa y bastión de los hijos de Joaquín Guzmán Loera: Ovidio, Iván Archivaldo, José Alfredo y Joaquín, quienes ahora disputan el control del grupo criminal a Ismael El Mayo Zambada.

El llamado Ratón es hijo de Griselda López Pérez, la segunda esposa de El Chapo Guzmán, detenida en mayo de 2010; sin embargo, fue puesta en libertad.

El Chapo y Griselda, buscada por Estados Unidos por tráfico de drogas, procrearon a Ovidio, Griselda, Joaquín y Édgar; este último murió en 2012 por disparo de arma de fuego.

El poder y control que tienen los llamados Menores en la ciudad los demostraron en febrero de 2020 con la boda de Alejandrina Gisselle Guzmán, hermana de Los Chapitos, en la Catedral de Culiacán.

La ceremonia se efectuó bajo resguardo de integrantes de la organización criminal, quienes cerraron las puertas del templo y establecieron una fuerte vigilancia en los alrededores, sin que fueran molestados por autoridades estatales o federales.

Mientras Ovidio e Iván Archivaldo continuaban sus operaciones de tráfico de drogas sintéticas desde Culiacán a Estados Unidos, el Departamento de Justicia de esa nación, a través de la DEA, ofrecía en diciembre de 2021 una recompensa de 5 millones de dólares por información que llevara a la captura de los cuatro hijos de Guzmán Loera, quien se encuentra preso en Colorado, EU.

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