Tierra Caliente, Mich.—

El sargento Miguel Ángel Gómez murió por las heridas de 10 balazos que recibió de un grupo del crimen organizado.

Tenía 28 años de edad, ocho de servicio en el Ejército, y se destacó por ser un soldado disciplinado.

Uno de sus compañeros más cercanos, quien pidió el anonimato por seguridad, contó a EL UNIVERSAL cómo fue abatido el sargento.

Hace tres años, en la región de Apatzingán, una denuncia anónima los alertó de una casa de seguridad donde había drogas, armas y vehículos sospechosos.

Cuando estaban a punto de entrar a la casa los recibieron a tiros. “Entonces avanzamos los laterales, pero a los de estaca los recibieron con ametralladoras, con cuernos de chivo y lanzagranadas”.

Narra que Gómez recibió 10 balazos: fue gravemente herido en pecho, estómago y piernas. Ese día los militares detuvieron a cinco personas y abatieron al que disparó contra Gómez. “Recuerdo al compañero tirado en el suelo, ensangrentado y sin poder reaccionar”, agregó.

Cuenta que Miguel Ángel no murió ese día, pero que su estado se deterioró; usaba sonda y su habla se vio afectada. Pasaron seis meses, lo dieron de alta; un día se puso grave y murió.

Un par de días después, por su destacada actuación en el Ejército Mexicano el sargento Miguel Ángel Gómez fue despedido en un homenaje con honores. “Pensamos que ya había librado la batalla”, lamenta su compañero. Se fue con la Bandera Nacional sobre su ataúd, recuerda.

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