Bajo el sexenio de Andrés Manuel López Obrador no se lograron aumentar los egresos de licenciatura de manera considerable, pues de cada 100 estudiantes la tasa de egresos de educación superior se mantuvo entre 26 y 28, de acuerdo con datos de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
Las cifras de la dependencia federal revelan que mientras que en el primer periodo lectivo de la gestión del exmandatario la tasa de egresos era de 27, al final de su gestión sólo subió a 28.
La etapa más crítica para los estudiantes, es decir, en la que más abandonan la escuela los alumnos, fue en el ingreso y el egreso a bachillerato, pues entraron 84 estudiantes y sólo concluyeron 55. Le sigue la salida del bachillerato y el ingreso a la licenciatura.
Indican que la tasa más alta de egreso de licenciatura se encuentra en la Ciudad de México, donde 50 de cada 100 alumnos concluyen una licenciatura, en tanto que en Sinaloa, son 42 de cada 100; en Nuevo León, 41; en Aguascalientes, 39, y en Coahuila, 38.
En contraste, los estados con los mayores índices de pobreza son los que presentan los menores índices de egreso, como Chiapas, donde de cada 100 estudiantes sólo 12 concluyen una carrera; Oaxaca, con 13; Guerrero, 16; Veracruz, 17, y Michoacán, con 20.
“Lo que muestran los indicadores de la SEP es que existe un rezago muy importante por parte del gobierno federal con respecto a sus intenciones de aumentar y de mejorar en educación superior”, dice a EL UNIVERSAL Fernando Ruiz Ruiz, especialista en temas educativos.
Argumenta que si bien son valiosos los apoyos económicos que otorga el gobierno federal a los estudiantes, no son el “curalotodo” para solucionar todos los problemas que enfrenta el sistema educativo nacional, como la falta de rehabilitación educativa y la crisis de aprendizaje, entre otros.
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“Aunque ha habido cambios en las denominaciones de los programas de becas que iniciaron desde desde hace más de 20 años, se observa que no son la panacea para solucionar todos los problemas. El darles dinero a los estudiantes sí ayuda, pero las razones por las cuales los estudiantes no culminan sus carreras académicas tienen otras razones muy variadas que no alcanzan a cubrirse con simplemente la emisión o el acceso a una beca, que está pensada solamente en términos económicos”, menciona el experto.
A su vez, Daniel Hernández, profesor e investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM), resalta que en el país la meta es que 50% de las personas de 18 a 22 años estudien.
Y añade que para eso se necesita orientación educativa desde la secundaria para que los jóvenes valoren los beneficios de la educación superior, que haya más apoyos de becas para jóvenes de hogares de menores ingresos y que se fortalezca la calidad de la educación media superior, para que los egresados puedan cursar con éxito una carrera.
“Actualmente, mediante pruebas de aprendizajes que hemos realizado en algunos estados, recordemos que ni la SEP ni Mejoredu tienen evidencias de logros de aprendizajes, hemos visto un serio problema de comprensión lectora en las preparatorias. Y esa es una competencia fundamental para los aprendizajes”, acota.
Resalta que las cifras de la SEP revelan que existe un efecto de rompimiento de trayectorias escolares por el abandono en la educación media superior que, de acuerdo con el último dato, es de 11.2% al año. Esto quiere decir que de cada 100 alumnos de preparatoria 11 dejan la escuela cada año.
“Esto frena la posibilidad de que las personas estudien en la universidad; apenas 65% de quienes entran al bachillerato lo terminan. Así, tenemos un primer problema de política educativa: se ha centrado todo en becas, supuestamente universales, pero no han logrado revertir la falta de eficiencia terminal en la media superior, que es el requisito para entrar a la universidad. Cambiar esto requiere de tener clases más atractivas y de tener mejores interacciones de docentes y alumnos, en enseñanza y en atención personal. Y esto sólo es posible con formación continua docente para actualizar las competencias. Y en seis años no ha habido tal”, precisa.
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Externa que las becas no han ayudado a que más jóvenes asistan al bachillerato, al afirmar que aunque aumentó un poco la matrícula de educación media superior después del Covid, en el último ciclo escolar la matrícula era de apenas poco más de 5 millones.
“Eso es parecido a lo que se tenía en 2016-17. Es decir, siete ciclos educativos antes. La cobertura escolar, que es la medida del cumplimiento del derecho constitucional a la educación media superior, indica que de cada 100 personas en edad de asistir a la educación media superior (15 a 17 años) sólo asiste el equivalente a 76.1%, o sea, tres cuartas partes de lo que se espera, dado que es obligatoria la preparatoria”, destaca.
Deuda de AMLO
Para Erik Avilés, académico del Instituto Michoacano de Ciencias de la Educación José María Morelos, “el lopezobradorismo acumuló una gran deuda con los niños y jóvenes de México, al no acertar a diseñar ni a ejecutar medidas que realmente garanticen sus derechos a estar, a aprender y a participar en las escuelas. La permanencia en el sistema educativo nacional no fue una prioridad y las estadísticas ahora así lo ratifican”.
Indica que el aumento de 27 a 28 estudiantes egresados de licenciatura es marginal, prácticamente inercial, porque “ni siquiera puede calificarse como resultado de esfuerzo gubernamental alguno, porque simplemente no hubo una política pública destinada para tales efectos. Y es que las políticas públicas federales y estatales no están apuntando hacia la eficiencia terminal de nivel educativo alguno, mucho menos hacia lograr trayectorias educativas completas, desde educación inicial hasta superior”.
“Particularmente, se debe atender a la juventud para evitar que trunquen sus trayectorias educativas. Las cifras revelan que es necesario blindar a los jóvenes egresados de secundaria, para que logren ingresar al bachillerato, concluirlo e inscribirse a una carrera universitaria, ya que es en esta parte de las trayectorias donde se presentan los peores indicadores de abandono y falta de absorción. Urgen políticas públicas que arropen a las juventudes mexicanas en el ejercicio de sus derechos educativos”, dice.