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Hoy celebramos 105 años de historia y de registrar el acontecer de México y el mundo. Es una fecha especial para quienes trabajamos en esta empresa, desde luego, por los logros acumulados en décadas de arduo trabajo periodístico, pero también porque los obstáculos y los desafíos que se han colocado frente a nosotros no han hecho más que reforzar nuestra convicción de seguir adelante, de mantener nuestro liderazgo.
Hoy estamos aquí y permaneceremos muchos años más porque nuestra credibilidad, pluralismo y profesionalismo, que son nuestros valores más preciados, nos hacen fuertes ante las adversidades económicas y los vaivenes políticos. EL UNIVERSAL ha sido y es un referente periodístico gracias a su independencia.
Si la gente, nuestros millones de lectores en nuestras plataformas impresa y digital, hubieran detectado sumisión en nuestras palabras hace mucho que habríamos desaparecido. Sobre todo durante el último cuarto de siglo, cuando los medios de comunicación dejamos de ser meros productores de noticias hacia audiencias silentes para convertirnos en canalizadores de información, de ida y vuelta, con los ciudadanos, con las audiencias, que son lo más importante para una empresa periodística.
Somos, antes que nada, generadores de contenidos de alto valor, pero también somos vehículos de conversación y, gracias al internet y a las redes sociales, objeto de escrutinio por parte de lectores cada vez más informados y críticos.
Nos sentimos cómodos en esa posición, en esa comunicación circular, principalmente porque la transparencia y el derecho a la información han sido valores siempre promovidos desde nuestros espacios, aun en tiempos en los que ninguno de esos atributos eran, como ahora, derechos que damos por ganados.
Qué mejor ejemplo de estos retrocesos que la reciente embestida practicada por la Fiscalía General de la República en contra de un grupo de científicos e investigadores cuyo único delito ha sido no pertenecer o acompañar a la ideología oficial.
Se trata de un acto de autoritarismo que exhibe varios de los síntomas que nos corroen en la actualidad: desde el acoso a la libertad de pensamiento hasta el sometimiento de una institución supuestamente autónoma como la fiscalía.
La estigmatización y la demonización de las opiniones discordantes son, también, una forma de persecución. Varios de nuestros columnistas han sido víctimas de ese afán polarizador. Pero siempre estaremos de su lado; estamos del mismo lado.
Demasiado pesada es la losa que deben cargar nuestros colegas en los estados de la República, por la amenaza del crimen organizado y de la clase política local a su libertad de prensa, como para aceptar ceder ante gobiernos deseosos de volver a los tiempos del régimen único.
He tenido la fortuna de dirigir esta empresa durante 52 años. He visto pasar a 10 presidentes de la República, emanados del PRI, PAN y ahora de Morena. A algunos no les gustaba que publicáramos artículos de los opositores, a otros les molestaban nuestros reportajes, a otros nuestras encuestas.
Uno de los presidentes, incluso, intentó encarcelarme en 1996 bajo falsas acusaciones fiscales. A pesar de ello, el trato de EL UNIVERSAL a la información proveniente de todos esos gobiernos tuvo la misma premisa: señalar los hechos comprobables y dar voces a los distintos sectores de la sociedad, incluso cuando eran contrarios al pensamiento único y al partido dominante.
Hoy, en el 105 aniversario de nuestra casa, debemos estar más orgullosos que nunca de pertenecer a esta gran familia editorial, porque ahora tenemos la valiosa oportunidad de demostrar que no le debemos nada a nadie, sólo nos debemos a nuestros lectores. Y nuestra tarea se hace vital, sobre todo en momentos de crisis, de una crisis económica producida por la pandemia del Covid-19.
El entorno es difícil, es complejo. No menospreciamos los retos coyunturales que tenemos frente a nosotros.
Sin embargo, tengamos la confianza de que saldremos adelante siempre que no nos desviemos de los ideales que nos convirtieron en la empresa periodística más importante de México.
Queridos integrantes de EL UNIVERSAL:
Debemos privilegiar además el diálogo constructivo, para dejar atrás la diatriba, el insulto. El futuro del país depende del entendimiento entre los mexicanos, quienes debemos de permanecer, insisto, en la unidad.
Y, como he dicho siempre, México y, ahora agrego los mexicanos, somos más grandes que nuestros problemas. Unidos saldremos adelante.
Felicidades a todos por estos primeros 105 años de vida.
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