Sonriente, lúcido, rodeado de la generación que inició la transición democrática en el país, también de muchos de sus alumnos, lo mismo que políticos de variopinto origen, intelectuales y diplomáticos, de sus amigos, de quienes por más de medio siglo lo han acompañado desde la trinchera del PRI, en la Corriente Democrática, el PRD, en el gobierno de Fox, incluso en Morena y ahora como el protagonista más documentado e incisivo de la llamada 4T, siempre en su lucha incansable por la reforma del Estado mexicano.

Es Porfirio Muñoz Ledo, quien arribó a la vieja casona blanca de la colonia San Miguel Chapultepec, donde ya lo esperaba su compañero de batallas políticas, Cuauhtémoc Cárdenas, a quien conoció en la UNAM en 1954 y quienes más de 60 años después siguen en la lucha por la democracia, ahora impulsando una fundación que lleva el nombre y apellido del diplomático y que tiene como objetivo impulsar una nueva Constitución, una nueva República, alejada del autoritarismo y del poder unipersonal.

Firme, con voz clara, dijo: “Quiero dedicar el resto de los días que me quedan de vida” a este proyecto y recordó que la transición democrática que inició con Cárdenas Solórzano hace 36 años ahora se ve en riego por “sospechas fundadas y claras evidencias” de relaciones entre el gobierno y el crimen que deben ser aclaradas.

A sus 88 años presumió “los logros de mi adolescencia tardía” y se dejó apapachar lo mismo por la senadora Patricia Mercado que por la exgobernadora de Zacatecas Amalia García y la economista Clara Judisman, quien fue su colaboradora cuando fue secretario del Trabajo, o la exlegisladora capitalina Lorena Villavicencio.

En el presídium estaba el primer presidente del IFE, José Woldenberg, y en primera fila los amigos sin importar el signo político, como el decano priista Augusto Gómez Villanueva; el dirigente de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado; el exgobernador de Michoacán Silvano Aureoles, así como diplomáticos y amigos de toda su vida como el Presidente Ejecutivo y del Consejo de Administración de EL UNIVERSAL, Licenciado Juan Francisco Ealy Ortiz.

Muñoz Ledo escuchó la crónica de Cárdenas, de cuando se conocieron en la UNAM como estudiantes y años después se hicieron amigos, de la lucha por democratizar al PRI y de la ruptura con ese partido, de la amistad común con la maestra Ifigenia Martínez, hoy senadora por Morena y de la Corriente Democrática; de la conformación del Frente Democrático Nacional, la fundación del PRD, el fraude electoral de 1988, la historia reciente y los riesgos que se viven con el actual régimen.

Vendría José Woldenberg, el primer presidente del IFE, quien habló de la sociedad civil, del desprecio del gobierno por las organizaciones que emanan de ella y de querer representar por medio del “imperio de una sola voz” las necesidades y el sentir de una nación.

Clara Jusidman expuso en su turno que la fundación ayudará a renovar la vida social de México y recordó cuando Muñoz Ledo fue secretario del Trabajo y su paso por la SEP: “Que distinta sería la educación del país en este momento si Porfirio hubiese estado más tiempo”, comentó.

Al final, las felicitaciones de sus amigos de mil batallas, esa generación que forman los verdaderos líderes de la izquierda y que “alistan la batalla por la nueva República”.

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