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El pleito entre Julio Scherer contra el titular de la FGR, Alejandro Gertz Manero, y la senadora Olga Sánchez Cordero estalló después de que el exconsejero de la Presidencia de la República publicó una carta en la que acusa al fiscal y a la legisladora de encabezar una trama perversa y confabulación en su contra, para perseguirlo y manchar su nombre mediante un método “extorsivo”.
Calificó a Gertz Manero de obsesionado con el poder, déspota y lo señaló de usar la Fiscalía General de la República (FGR) como si fuera su despacho privado; mientras que a Sánchez Cordero la acusó de infamarlo al insinuar que hizo de su cercanía y servicio al gobierno un muy redituable e ilegítimo modo de vida.
Afirmó que el modus operandi de ambos se repite en los casos Juan Collado, Cruz Azul, Viaducto Bicentenario, Inés Gómez Mont y Víctor Álvarez Puga, en los que Scherer ha sido señalado de supuestamente beneficiarse.
En respuesta, la exsecretaria de Gobernación dijo tener la conciencia tranquila y aseguró que no caerá en el juego de hablar de las afirmaciones falsas hechas sobre su persona y sobre su actuar como secretaria de la política interior para servir como distractor y dio por cerrado este tema.
EL UNIVERSAL solicitó a la FGR una postura sobre los señalamientos que el exconsejero Jurídico de la Presidencia hizo contra el fiscal general, a lo que respondió que no habría opinión.
Complicidad
Scherer, quien renunció al cargo el pasado 31 de agosto y quien era uno de los funcionarios más cercanos al presidente Andrés Manuel López Obrador, recordó en su escrito que “hostigado como en tiempos de [Vicente] Fox, me pregunté si debía o no dar cuenta de los episodios vividos ahora con el fiscal Gertz Manero.
“Dudé muchas veces, en un ir y venir de la conciencia. Pensé en la posibilidad de lastimar un proyecto de nación en el que creo, pero también consideré que debo atenerme a los principios del mismo y a los propios”.
En su testimonio, admitió que apoyó a Gertz Manero para convertirse en titular de la FGR, pero un reportaje en Proceso sobre una propiedad del fiscal despertó la ira en contra de él.
Agregó que Gertz también lo acusó de haber filtrado a la prensa un supuesto borrador sobre las reformas al sistema de justicia —al que comunicadores y analistas decidieron dar carácter oficial— cuando fue el mismo equipo del fiscal el que subió a sus redes sociales dicho trascendido. “Habían transcurrido dos años de aquel episodio en el que fui yo el único funcionario que lo acompañó a presentar las reformas ante el Senado, donde fuimos duramente criticados”.
“Entonces explotó el rencor que yo no podía imaginar y del que no ha habido vuelta atrás: vehemente agregó a su lista de reproches que sólo un favor me había pedido y que yo se lo había negado: impedir que su cuñada Laura Morán y la hija de ésta, Alejandra Cuevas Morán, obtuvieran un amparo por la acusación del homicidio de su hermano Federico Gertz Manero, de lo que él las acusa. Lo pidió el fiscal, sí, a sabiendas de que era un acto ilegal. Colérico como es, desencajado el rostro, conforme avanzaba en los reclamos por sus asuntos personales le temblaban los labios, le temblaban las manos, le temblaba la voz”, recordó Scherer.
“Hace uso de la fiscalía como si fuera su despacho privado y tiene a Juan Ramos López, su subprocurador, como abogado de cabecera para privilegiar el avance de sus asuntos personales por encima de cuestiones emblemáticas del gobierno, como el combate a la corrupción y la persecución a la delincuencia, donde no alcanzan a verse los resultados concretos que le fueron encomendados”.
Con relación a Sánchez Cordero, reveló que presentó “una serie de fabulaciones respecto a su relación con despachos como el de Rivera Gaxiola, Kalloi, Fernández, Del Castillo, Quevedo, Lagos y Machuca, así como el bufete Araujo, González, Peimbert, Robledo y Carrancá Abogados, entre algunos otros”.
Respecto a la actual presidenta de la Mesa Directiva del Senado, reconoció que desde el inicio del gobierno de López Obrador se dieron diferencias con Sánchez Cordero a raíz de la decisión de quitar los temas de seguridad a la entonces titular de la Segob para que priorizara el caso Ayotzinapa.
“Por otra parte, la interlocución con la fiscalía y el Poder Judicial recayó esencialmente en mi persona, en calidad de consejero jurídico de la Presidencia”, dice. Tras ello, “la ministra en retiro no se permitió sobreponerse al desengaño y desde entonces emprendió una investigación sobre mi persona y mis actividades profesionales”, agregó el exfuncionario de la Presidencia.
Por su parte, Sánchez Cordero, respondió. En redes sociales, la ministra en retiro expuso que su actuar “siempre” ha estado marcado por el amor al país, “y la más absoluta honestidad en mis acciones, para llevar adelante la transformación que encabeza el Presidente y que nuestro México requiere”. En referencia al testimonio publicado este sábado en Proceso titulado “Es hora de hablar”, afirmó: “Coincido. Dejemos que los órganos de impartición y procuración de justicia hablen”.
Con información de Manuel Espino