No es una capilla como las que suelen observarse en diferentes puntos del país a la que entran mujeres con falda larga u hombres vestidos con una camisa blanca, gafete en el pecho y portafolio.
Es el templo más grande de Puebla de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, anunciado en “una revelación” al “profeta de Dios”.
Diseñado y construido utilizando la estética barroca colonialista, este templo abrió sus puertas sólo unas semanas para que cualquier persona, sin importar su creencia religiosa, pudiera visitarlo en la colonia Los Cipreses de Puebla, con unos cubrezapatos para no ensuciar el reluciente piso o las inmensas alfombras de colores claros y floreadas.
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En este lugar, mujeres y hombres se despojan de su vestimenta para cambiarse por ropa blanca para recordar que “todos somos iguales”. Salvia, romero, lavanda y flores como rosas y ave del paraíso rodean los grandes jardines.
Los templos son considerados “casas del Señor”, en los que las enseñanzas de Cristo se reafirman a través de “promesas que unen a las familias por la eternidad”. Cuentan que en el interior los miembros aprenden más sobre el propósito de la vida y hacen promesas de servir a Jesucristo y a los demás.
Adentro sólo hay pinturas de Jesucristo que recuerdan pasajes bíblicos, pero ninguna figura de bulto que, según los miembros, no hay una razón específica. Todas las áreas de participantes están detalladas con zoclos de mármol de piedra natural.
Las fotos y los videos no están permitidos en el lugar considerado sagrado, al que únicamente entran “las personas que se han preparado”. Los recepcionistas son quienes aprueban el ingreso.
En la inmensa e iluminada sala de bautismo, 12 bueyes que representan las tribus de Israel sostienen la pila bautismal con agua cristalina, barandales de bronce y vidrio transparente con pasamanos de madera. También hay una sala de instrucciones y de sellamiento, donde los hombres y las mujeres contraen matrimonio.
La sala de las novias es el lugar especial donde sólo entra la futura esposa con su madre. La sala celestial con grandes ventanales, sillones estilo terciopelo y alfombra beige es para reflexionar sobre la vida. Todas las puertas son de caoba local.
En las salas de ordenanzas también se aprecian líneas decorativas de pintura en pan de oro y motivos en tonos azules. Algunas de las lámparas de cristal tienen piezas del catálogo Swarovski.
“Muy bonito, muy interesante”, expresan unas visitantes del templo, “lugar sagrado dedicado a ordenanzas especiales y ceremonias sagradas, cuyo acceso sólo está limitado a quienes profesan la fe”, pero que tuvo sus puertas abiertas hasta el 20 de abril para toda persona que quisieran conocerlo.
Las autoridades de la iglesia señalan que además de la activación económica por esta construcción, se “permite mejorar el aspecto de la región y paisaje”, además de que “aumenta el valor de los terrenos aledaños. Pero lo más importante desde la perspectiva de la iglesia es que se convierte en un centro de fortaleza espiritual para la comunidad”.
Actualmente, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuenta con 13 templos en todo el territorio nacional, que después de Estados Unidos es el que mayor número tiene.
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Una revelación anunciada
Juan Pablo Villar, director ejecutivo asistente del Departamento de Templos de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, celebró la felicidad “por el pueblo de Puebla” y sus alrededores por tener este nuevo lugar para los miembros.
Mencionó a EL UNIVERSAL que el proceso para la apertura del templo “fue muy simple”, porque comenzó con una revelación anunciada al presidente de la iglesia, Russell M. Nelson, “el profeta de Dios”.
“A través de la revelación anuncia cuando un templo va a ser construido en un lugar del mundo. Este templo fue anunciado en el año 2018 y el proceso de construcción ha tomado desde entonces y ahora está a punto de ser dedicado (inaugurado el 19 de mayo).
“El proceso es simple, porque el profeta es el que decide y es el que anuncia cuando, en algún lugar específico, va a ser erigido”, detalló Juan Pablo Villar.
Ante la asistencia del pastor Sergio Madrid como representante del Consejo Interreligioso de Puebla, para Villar es importante tener buenas relaciones con todas las personas que tienen otras creencias. “Nosotros creemos que tenemos la capacidad y tenemos el privilegio de tener la fe o la creencia que queramos; sin embargo, creemos que podemos tener cooperación y respeto entre todos.
“Siempre nosotros participamos de estos eventos o de estas organizaciones, precisamente para el diálogo y para buscar lo que es mejor para nuestros pueblos, en este caso para México y sus habitantes y sus ciudadanos. Creemos que el diálogo es lo que va a llevar a vivir con respeto, cooperación y paz”, señaló al mencionar que también se trata de llevar una buena relación con el gobierno.
“Los poblanos están felices”, aseguró Villar y subrayó que es un orgullo y privilegio tener un templo como este en Puebla capital.
“Estamos felices de ser un aporte a la ciudad también”, expresó.
México es considerado el país con una de las comunidades más grandes para la Iglesia de Jesucristo. Ha tenido un crecimiento durante los últimos años al contar con 1.5 millones de miembros. Puebla tiene alrededor de 44 mil.
Las características del templo
La estructura del templo es una combinación de concreto y estructura metálica con piezas de concreto prefabricado en un tamaño arquitectónico. El exterior utiliza materiales locales, incluyendo concreto y mármol.
Diseñado por Mallol Arquitectos, el edificio tiene una altura de 34 metros, incluyendo el pináculo adornado con una escultura de Moroni de 2.1 metros.
El diseño de los vitrales artísticos fue de Holdman Studios, en Utah, Estados Unidos, y fabricado en sus talleres de Baja California, México. Está inspirado en motivos y patrones mexicanos de la cerámica local. Los colores están inspirados en la talavera poblana y los motivos florales están combinados en una gama de colores en tonos graduados de azul, amarillo, naranja y verde con acentos en crema y blanco, con la dalia como la flor representativa.
Una fuente a la entrada se compone de cerámica de talavera local, piedra caliza y piedra blanca, enmarcando el área a nivel del suelo.