Recoger las heces fecales de los perros de la vía pública y depositarlas directamente en la basura es un factor contaminante; sin embargo, este puede convertirse en composta y ayudar a cuidar el medio ambiente.

Hagamos Poposta es un programa de recolección de popó de mascotas en zonas urbanas, que promueve reducir el uso de bolsas de plástico, reincorporar nutrientes al suelo y dignificar el trabajo de los recolectores de basura.

Como parte del servicio, las familias inscritas reciben dos cubetas, una vacía y otra con aserrín para que una vez que se recoge el excremento del perro con bolsas de papel o periódico, se almacene hasta que lo recolecten cada semana o quincenalmente. Después de un año, los residuos se convierten en tierra de abono para árboles forestales, no para hortalizas.

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“Se recolectan las heces, se traen al terreno y se convierten en composta, es importante no usar bolsas de plástico para recolectar los residuos orgánicos. Muchas de estas heces, cuando se tiran en la basura común, acaban en tiraderos mezclándose con materiales reciclables y esta es una manera de dignificar el trabajo de los recolectores de basura”, señala el fundador del proyecto, Gerardo Montes de Oca.

 Todos los residuos recolectados en el Valle de México y de Toluca llegan a un terreno en Xonacatlán, donde se trabaja en el compostaje en fases. Foto: Diego Prado / EL UNIVERSAL
Todos los residuos recolectados en el Valle de México y de Toluca llegan a un terreno en Xonacatlán, donde se trabaja en el compostaje en fases. Foto: Diego Prado / EL UNIVERSAL

Esta idea inició hace siete años, como Hagamos Composta, con el objetivo de reducir la basura en las ciudades mediante un servicio de recolección de residuos orgánicos que se procesan a través de un compostaje térmico.

“Al hacer composta, cuidamos el medio ambiente de diferentes formas: la primera es que reducimos la basura a la mitad, evitamos el uso de bolsas de plástico y regresamos un montón de nutrientes al suelo; también se generan menos gases de efecto invernadero”, indicó Gerardo Montes de Oca.

Esta red de compostaje ha logrado, hasta febrero de 2024, recolectar más 9.5 millones de kilos de desechos orgánicos, con los que se produjeron más de 800 mil kilos de composta. Evitando el uso de 3.5 millones de bolsas de plástico, según datos de la organización.

Refirió que todos los residuos recolectados en el Valle de México y de Toluca llegan a un terreno en Xonacatlán, donde trabajan en el compostaje en fases.

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Primero se mezcla el material orgánico con hierba seca. Luego en la fase mesófila algunos microorganismos comienzan a activarse, para llegar así a la fase termófila, donde la temperatura de la composta puede superar hasta los 70 grados.

En la fase de maduración, se observan muy pocos residuos, la tierra vuelve a la temperatura ambiente y se ve de un tono más café; en la siguiente etapa se filtra con una maya para sacar los plásticos que puedan llegar a tener y los residuos más grandes que no alcanzaron a desintegrarse.

Finalmente, el abono vuelve a las casas de las más de 17 mil familias inscritas, quienes por cada 15 cubetas de residuos que entregan, reciben una cubeta de composta para utilizarlas en sus plantas.

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