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Tapachula.— La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) y el Instituto Nacional de Migración (INM) han procesado un total de 3 mil 257 solicitudes de refugio de migrantes que integran las cuatro caravanas que han ingresado a México y de las cuales tres ya avanzan en territorio mexicano rumbo a la frontera con Estados Unidos.
Los centroamericanos se encontraban alojados en un albergue de la Feria Mesoamericana en esta ciudad, pero el pasado domingo fue cerrado por la protesta que realizaron, debido a que no querían estar encerrados, por lo que comenzaron a deambular por la ciudad, buscando un lugar donde pasar la noche.
Personal del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) inició de forma emergente la reubicación a otros albergues de las personas que se encontraban en alta vulnerabilidad, como las mujeres, niños y adultos mayores.
Algunos fueron llevados a refugios controlados por la Iglesia católica y otros por organismos no gubernamentales, pero debido a que fue insuficiente, los representantes del ACNUR los alojaron en hoteles por espacio de tres días, mientras consiguen una vivienda, indicó la gerente regional del área de comunicación para América Latina, María Rubí.
En entrevista, explicó que el procedimiento de las solicitudes de refugio dura 45 días hábiles, pero el trámite puede extenderse hasta 90, tiempo durante el cual ACNUR brinda asesoría legal a la población migrante que viene huyendo de la violencia.
Detalló que entre las personas que solicitaron refugios hay de Nicaragua, que son perseguidos políticos, de la comunidad LGTBI de Honduras y El Salvador, por discriminación, y jóvenes que son amenazados por no unirse a pandillas.
Buscan casa y trabajo. Omar Isaac González —uno de los 3 mil 257 migrantes que entraron en las caravanas y que decidió parar su viaje a Estados Unidos para solicitar refugio en México— deambula por la ciudad con un grupo de 11 hombres y mujeres en busca de una vivienda y trabajo.
El joven ingresó a territorio mexicano el pasado 1 de noviembre, con medio millar de integrantes de la caravana de salvadoreños que decidieron entregarse al INM y tramitar el refugio, pero por ahora carga una colchoneta y su mochila con algunas prendas.
“Nuestro plan es conseguir empleo y rentar una casa, pero la gente no quiere porque somos salvadoreños”, explica.
A Omar Isaac, al igual que el resto de los jóvenes, el INM les otorgó una Constancia Temporal de la Clave Única de Registro de Población para Extranjeros, para no ser deportados, así como una constancia para que puedan trabajar, pero aún no ha encontrado nada.