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A la mañana siguiente del asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta había fila en los puestos de periódicos con personas a la espera de las noticias de lo que con estupor habían visto y escuchado toda la noche en la televisión y la radio.
Aquellas escenas impregnadas de incertidumbre nunca más se volvieron a ver. Durante los 25 años siguientes México cambió en diversos aspectos, principalmente en uno de ellos: la reforma del poder, de la cual habló el sonorense 17 días antes de llegar a Lomas Taurinas.
El levantamiento zapatista y la muerte de Colosio, coinciden analistas políticos, generaron condiciones que un par de años después abrieron paso a un modelo equitativo de contienda por los cargos de elección, el cual todavía sucede.
En cinco lustros, el PRI, partido del que Colosio fue militante y quien fue su abanderado presidencial, ha sido derrotado tres veces en las urnas.
José Fernández Santillán, profesor de Humanidades del Tecnológico de Monterrey Ciudad de México, y Alberto Aziz Nassif especialista del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), por separado, observan al 23 de marzo de 1994 con un ambiente político complicado.
Fernández Santillán coincide en lo dicho por el secretario particular de Colosio y actual titular de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, quien no cree en la tesis del asesino solitario.
Al respecto, la senadora Ifigenia Martínez y Hernández (Morena) se pregunta: “¿Cómo puede ser que quiten la vida a un connotado dirigente en una situación en la que México no estaba en una guerra civil? [A Colosio] lo liquidaron”.
El homicidio ocurrió en una trama sórdida de la lucha por el poder, la cual prosigue en la actualidad entre tecnócratas y políticos, dice Fernández Santillán. Remarca que los 25 años transcurridos corresponden a un periodo neoliberal, al que llama “fábrica de pobres”.
Señala que junto a Colosio hubo “intelectuales y políticos, como Alfonso Durazo, Césareo Morales, Heriberto Galindo, Francisco Ruiz Massieu [quien fue asesinado en septiembre], César Augusto Santiago”.
Colosio quiso cambiar al PRI desde dentro “y no lo dejaron”.
En 2019, considera el discípulo de Norberto Bobbio, el esquema neoliberal sigue en el país con rasgos populistas, con acciones clientelares, sin subir impuestos a los ricos. En vez de ello, se aplica la austeridad, recortes de salarios y presupuestales: “Eso es neoliberalismo”, sostiene el experto.
Alberto Aziz Nassif indica que la sucesión presidencial de Colosio es la última del PRI dominante, a lo que siguió un sistema de tres grandes fuerzas. Sin embargo, la decisión en las urnas ha traído de nuevo a un partido político dominante (Morena).
El investigador del CIESAS afirma que Colosio no tenía proyecto distinto del salinismo, pero “había diferencias importantes con el grupo de poder” y para ganar credibilidad apuntala elementos críticos sobre la desigualdad en el país, en el sistema de justicia y se generan molestias que encienden focos rojos”.
Aziz Nassif recuerda: “Siempre había partes oscuras dentro de esos grupos de poder, las cuales pudieron haberse preocupado por un candidato que podía mover las cosas. Lo económico no fue el problema, sino la cuestión política”.