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El cargo aún estaba en el aire… faltaba la parte más importante de un debate que se prolongó por tres meses entre traspasos de legisladores, “compras” de diputados, y dimes y diretes entre las bancadas del PRI y PT por definir quién presidía la Cámara de Diputados para el último año de la 64 Legislatura.
“¡Quiere llorar… quiere llorar!” gritaban, en tono de burla, priistas y panistas desde sus curules al principal aspirante a presidir la Cámara de Diputados del PT, Gerardo Fernández Noroña, cuando usaba la máxima tribuna del país.
Fernández Noroña, quien buscaba hasta el más mínimo espacio público para figurar y hacer campaña por la presidencia de la Cámara, subió a la tribuna para tratar de persuadir a los integrantes de su movimiento de que no debían votar por el PRI porque estaban en el basurero de la historia y les decía que entendía que estaban sometidos a una gran presión y acusaba a la titular de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, de ser la coordinadora de campaña de su oponente, Dulce María Sauri Riancho.
La suerte estaba echada, pues un gran número de diputados de Morena avalaría a la priista y con ello evitaría una crisis constitucional al llegar el próximo 5 de septiembre.
A Fernández Noroña lo acompañaban sus compañeros de bancada, quienes portaban fotografías de Sauri Riancho junto al expresidente Enrique Peña Nieto para tratar de descalificarla. Además, le gritaban a los de Morena: “¡Traidores!” y a los panistas: “¡Quieren moche!”.
Fernández Noroña, enfundado en una guayabera clara, visiblemente molesto encaraba a los diputados de Morena, del PRI y del PAN, flanqueado por todos sus correligionarios. Lanzó que lo estaban utilizando como pretexto para votar a favor del PRI, pero argumentó que su bancada ni si quiera había hecho una propuesta firme de quién sería su candidato.
Insistió en que su bancada se quedó con 10 expedientes con firmas de diputados federales que se querían pasar a su fracción, con lo que se ratifica que eran la tercera fuerza de San Lázaro, pero hoy, eso es pasado.
Afirmó que la decisión que estarían por votar no era si es Fernández Noroña o Sauri Riancho, y dijo que el PT ha jugado con unidad, compañerismo y solidaridad, y subrayó: “Mi general. Tengo tomada la plaza y me han pedido entregarla y me he negado. Aquí sigo resistiendo con 30 puñaladas por la espalda. Mi general, no voy a entregar la plaza ni la entregaré al Partido del Trabajo. Si alguien la entrega, que se haga cargo, porque nosotros seguiremos del lado del pueblo”, pero sólo pudo convencer a 105 diputados de Morena que rechazaron a Sauri.