Francesc Pedró, director del Instituto Internacional de la UNESCO para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (IESALC), afirmó que a casi cinco años de que inició el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, la promesa de hacer universal el acceso a la educación superior “ha quedado en entredicho”.

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Dijo que “cuando el Presidente de México asumió, había grandes esperanzas y un elemento muy importante que prometió era la lucha por el derecho universal a la educación, pero esa lucha ha quedado en entredicho por parte de este mandato”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el experto en materia de política educativa reconoció que lo anterior es una problemática que padece toda la región de América Latina, principalmente por la manera en que están consolidadas sus economías.

“Es un gran problema que se da en toda la región, no sólo en México, sino en otros países. ¿Cómo consigues universalizar el derecho al acceso a la educación superior en un contexto en el que fiscalmente, el país no tiene todo el dinero que eso costaría?, entonces las soluciones que uno se imagina son soluciones que algunos críticos tildan de ser sucedáneos de la educación superior, o sea, todos sabemos que si uno quiere crear una universidad tiene que estar dispuesto a sufragar, no solo las actividades de formación, sino también las de investigación, pero no se tienen o no se quieren destinar los recursos necesarios”, expuso.

En el marco del foro GEF & WISE 2023, celebrado en Medellín, Colombia, Pedró también ofreció detalles, en exclusiva a este diario, de la hoja de ruta que la UNESCO presentará a nivel internacional en el mes de julio, y que contiene el nuevo modelo educativo que deberá implementarse en la región desde 2024 y hasta 2050.

Reveló que el documento contiene una propuesta para que los títulos universitarios “tengan fecha de caducidad”, se renueven periódicamente tras un proceso de certificación continua.

“La hoja de ruta hace un análisis de cómo está la educación superior en el mundo y también redefine las tres visiones clásicas de la universidad: en lugar de hablar de formación, investigación y de extensión, lo que dice es que hay que formar ciudadanos globales que enfrentan la complejidad, hay que investigar pero bajo el paradigma de la ciencia abierta, y en tercer lugar que las universidades tienen que ser el modelo y la vanguardia en términos de compromiso social con la sostenibilidad y el cuidado al medio ambiente”, explicó.

Señaló que la hoja de ruta sugiere seis transformaciones entre las que destacan el tránsito de una formación centrada en el contenido a una formación basada en el desarrollo de las competencias que exige el dominio del contenido, “es decir, tú no puedes ver ecuaciones de segundo grado si no sabes sumar”.

Otro punto es la recomendación de apostar de manera decidida a la educación permanente y continua, lo que prevé la idea de que los títulos universitarios “tengan fecha de caducidad”.

Agregó que “esto ya se está aplicando en algunos países como República Dominicana que exige a los doctores que cada ciertos años vuelvan a recertificarse y esto me parece una buena práctica, pero en definitiva no se trata de obligar, sino de generar incentivos”.

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Advirtió que la tendencia internacional ha dado cuenta de que las grandes universidades públicas “siguen ancladas en un enorme conservadurismo”, por lo que resulta urgente transitar hacia otros modelos.

“En la hoja de ruta hablamos directamente de esa cuestión, donde decimos que el número de programas universitarios definidos por la disciplina y por la lógica disciplinaria tendría que reducirse, y se reduce a aquellos ámbitos donde la disciplina tiene su propio lenguaje como pueden ser las Matemáticas, las Artes, o la Literatura, pero en el resto de programas hay que aspirar a una mayor transdisciplinariedad. Lo que nosotros necesitamos en el mundo de hoy son especialistas que ataquen problemas, y los problemas que tenemos no están vinculados necesariamente a una disciplina sino a cuestiones tan básicas como puede ser la sostenibilidad, la pobreza, la guerra, etcétera, y es por eso que necesitamos académicos especialistas”, expuso.

Dijo que la hoja de ruta aborda los retos pospandemia, entre los que destacan la deserción escolar, la educación a distancia, y la salud mental de los jóvenes tras dos años de encierro.

Pedró reconoció que tras la pandemia “se ha vuelto prácticamente a la situación que teníamos en febrero de 2020”, motivo por el que resulta necesaria la conjunción de ideas como la que se dio en el foro, que reunió a más de 200 panelistas y más de 800 expertos para debatir en torno al futuro de la educación.

Agregó que “todos los optimistas pensábamos que tras la pandemia habría por fin una ventana de oportunidad para una transformación radical, hemos tenido que volver a los cuarteles porque no hay indicios de que esa transformación haya sucedido, hay elementos que están ahí y que se quedan, pero necesitamos una reflexión como la que tuvo lugar en GEF & WISE 2023 en Medellín, que nos habló de cuáles deberían ser los parámetros de una educación superior de calidad”.

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