Acapulco tiene cerca de un millón de pobladores y cuenta, además, con el mayor número de contagios confirmados: hasta el cierre de esta edición, llevaba 77; le seguían Chilpancingo, con 35; Taxco, con 11; Iguala, con siete; Huamuxtitlán —en la zona rural—, con cuatro; Coyuca de Benítez, con cuatro; Tlapa de Comonfort, con tres; Tixtla de Guerrero, con tres; Ahuacuotzingo, con dos; Xochihuehuetlán, con cinco; San Marcos, con tres, y Chilapa de Álvarez, con dos; mientras, Atenango del Río, Cocula, Quechultenango, Zihuatanejo y Copala tienen un caso registrado.
En 10 días, según informó el 20 de abril el secretario de Salud de la entidad, Carlos de la Peña, los contagios incrementaron 157%, lo que se da en un estado donde hay 10 hospitales y centros de salud inconclusos, 1.3 médicos por cada mil habitantes y 1.9 enfermeras en la misma proporción, según datos del Sindicato Nacional de Trabajadores de Salud.
Centros de salud sin terminar
Chilapa de Álvarez es el municipio que concentra el mayor número de hospitales y centros de salud en obra negra, inconclusos o suspendidos.
Cinco de los 10 inmuebles se encuentran en este lugar de la región centro, pero bastante próximo a La Montaña. La construcción más antigua es de 2009 y se trata de un centro de salud en Ahuexotitlán, el cual permanece en 85% de avance, según información de la Secretaría de Salud federal.
No obstante, el más emblemático de Chilapa de Álvarez es el hospital general iniciado en 2012, pues aún no puede ser concluido; sin embargo, en medio de la contingencia sanitaria, fue el Ejército el que el martes 21 de abril tuvo que tomar las instalaciones con 85% de avance para reconvertirlo en centro de atención para contagiados de coronavirus, aunque no se sabe en qué fecha comenzará a operar.
Los otros tres hospitales inconclusos de este municipio están en la comunidad de Pantitlán —el de aquí, asimismo, con 85% de avance—; otro se halla en Santa Catarina, con 95% de obra, y el último, en Ayahualulco, con un 90% de avance.
El resto de obras inconclusas están en Tlacoapa, centro que se convertiría en un hospital básico comunitario; una clínica en la colonia Tatagildo, de Chilpancingo; otro en Acapulco, en la colonia Hogar Moderno, y uno más en el municipio de Marquelia.
Los decesos
Las muertes por Covid-19 han seguido una ruta y empiezan a colarse en las zonas rurales. El primer caso sucedió en Acapulco; el segundo, en Chilpancingo; el tercero, en una comunidad de Huamuxtitlán, en La Montaña, y el cuarto caso en Cocula, que derivó de una señora que había llegado de Estados Unidos y murió en Iguala. El quinto y sexto fallecimiento ocurrieron en Acapulco y Chilpancingo, respectivamente; Atenango del Río, Iguala y Taxco registraron los siguientes tres y uno de los últimos sucedió en Acapulco.
“¿De dónde saldrán los doctores?”
Los contagios han ido todavía más rápido de lo que se esperaba en pueblos distantes, a pesar de que por un momento se creyó que su aislamiento podría exentarlos.
Los municipios que tienen casos positivos son San Marcos y Copala, en la Costa Chica, y Coyuca de Benítez, en la Costa Grande; no obstante, estos tres municipios tendrían que atender sus casos más graves en Acapulco.
Por otro lado, Tixtla de Guerrero, Chilapa de Álvarez, Quechultenango y Ahuacuotzingo, de la zona centro, tendrán que trasladar a sus enfermos más delicados a Chilpancingo.
La Montaña será la región en la que el nudo será más difícil de deshacer si se multiplican los contagios, así como Tlapa de Comonfort, que es la ciudad más grande y cuyo hospital no está contemplado para convertirse en centro de atención Covid-19, por lo que los 19 municipios de esta región tendrían que trasladar a sus enfermos a la capital del estado.
Sin embargo, Tlapa de Comonfort está a cinco horas de la capital guerrerense, y Cochoapa el Grande, por ejemplo, está a casi ocho horas de distancia. Otros municipios de La Montaña, Huamuxtitlán y Xochihuehuetlán, que ya tienen casos confirmados, están más cerca de Puebla —a tres horas y media—, por lo que moverse hacia allá sería mejor opción.
La doctora Verónica Ortiz Zúñiga, quien ha sido coordinadora de Indicadores de Calidad en Salud, dice que el hospital de Tlapa es un edificio viejo y poco funcional que apenas cuenta con equipo para atender los males más básicos, por eso, detalla, ya están trayendo a los enfermos a Chilpancingo.
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“Ningún hospital está en condiciones de afrontar una pandemia de las proporciones del coronavirus, y en caso de que se equipen y se transformen, como se prevé ocurra en ocho hospitales del estado, ¿de dónde saldrá el personal médico calificado para atender los casos más delicados? Los terapistas del estado son contados, al igual que los internistas, y los médicos generales no sabrían operar el equipo”, lamenta.
Ella tiene su centro de trabajo en el Hospital General Dr. Raymundo Abarca Alarcón, de Chilpancingo, el cual es una clínica de tercer nivel de atención; es decir, sí hay especialistas.
“Con todo y eso, sólo hay un experto en terapia intensiva y siete u ocho médicos internistas. En terapia intensiva hay seis camas, de las que sólo funcionan cuatro, y hay dos respiradores, pero sólo puede operar uno de ellos”, acusa la doctora.
En La Montaña ya ocurrió la primera muerte: fue en Huamuxtitlán, en Conhuaxo, un pequeño poblado separado de la cabecera municipal por el Río Tlapaneco. Tierra Caliente se había mantenido sin casos hasta el viernes 17 de abril, pero una mujer procedente de Texas logró burlar un filtro sanitario en Ciudad Altamirano e ingresó a su pueblo a pesar de que se lo prohibieron por su alta temperatura, que estaba arriba de 39 grados, según informaron medios de aquella región.
No obstante, ése ha sido el único modo para contener el avance inexorable del coronavirus. De acuerdo con reportes de la Secretaría de Gobierno estatal, hasta el 18 de abril, 83% de municipios han cerrado su acceso para visitantes.