La forma de gobernar del presidente Andrés Manuel López Obrador se parece más a la de Javier Milei, mandatario de Argentina, que a la del expresidente Benito Juárez, a quien cita como su ejemplo para hacer política, refiere Graco Ramírez, exgobernador de Morelos, al analizar el sexenio de quien fue dos veces candidato a la presidencia por el PRD, partido del cual es fundador.
Al hablar de su libro Contra la regresión autoritaria, [Debate] señala que el Jefe del Ejecutivo federal aplica un “autoritarismo neoliberal” que no afecta a los grandes empresarios, pero recorta el gasto de diversos rubros para redirigirlos a sus proyectos prioritarios, como la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya.
“Hoy, Milei quiere desaparecer a los plurinominales y López Obrador quiere desaparecer a los plurinominales; hoy Milei quiere recortar el gasto y Andrés Manuel recorta el gasto de todo para sus obras faraónicas, etcétera. Se parecen mucho, lo que algunos llaman el autoritarismo neoliberal, porque no han sido afectados los grandes grupos económicos, por el contrario, han sido muy favorecidos como nunca por este gobierno”, comentó en entrevista con EL UNIVERSAL.
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Añadió que López Obrador también tiene tintes autoritarios como el expresidente Gustavo Díaz Ordaz, cuando se niega a dialogar directamente con los damnificados del huracán Otis, argumentando que lo hace para no manchar la investidura presidencial.
“Cuando dice que no va a recibir a nadie o no se expone cuando hay una desgracia de carácter natural, como el ciclón en Acapulco o la inundación en Tabasco, que él no va a exponerse por su investidura, es una expresión clásica del autoritarismo de Díaz Ordaz, ya que él no tenía ese diálogo con nosotros, los estudiantes [en 1968], porque él respetaba su investidura, ponía en juego su investidura”, expresó.
En ese sentido, dijo, López Obrador ni siquiera recibe a los normalistas de Ayotzinapa, a pesar de que prometió que resolvería el caso, por lo que considera que el final de la administración lopezobradorista será “trágico”, ya que incumplió las expectativas que creó cuando realizó su campaña en 2018.
“Yo pienso que el Presidente está atrapado, él usó Ayotzinapa para demoler, para golpear. Actuaron contra un gobierno en este tema, lo hicieron su causa para minarlo, para ganar la elección, y ya desde el poder se comportan igual o peor que los otros, no hay ninguna diferencia, son peores”, aseveró.
Ramírez Garrido Abreu comentó que López Obrador está “obsesionado” con Benito Juárez, pero sólo para compararse con él y crear la idea de que inició una nueva etapa política en México: “Él no es juarista… quiere ser Juárez, pero con la idea de que digan que él inaugura una nueva transformación, pero eso la historia lo va a decidir, no lo decreta quién gobierna”.
“Ya quisiera haber tenido un gabinete como el de Benito Juárez. Ya hubiera querido tener un gabinete de toda una pléyade de liberales, de gente que pensaba, discutía y acordaba con el presidente, muchos mejor que el presidente en términos de su formación intelectual y política”, explicó Ramírez Garrido Abreu.
Por otra parte, dijo que la reasignación de recursos para fondear los proyectos faraónicos del presidente López Obrador terminará por quebrar las finanzas públicas del país, y será necesario realizar una reforma fiscal; sin embargo, no ve posible que ésta se lleve a cabo si Claudia Sheinbaum gana la elección del próximo 2 de junio.
“Lo que está planteándose es que las finanzas públicas del país van a estar totalmente quebrantadas. Quien llegue al gobierno va a atender un serio problema de finanzas públicas, sin importar quién. Tenemos que afrontar un tema de que haya una reforma fiscal, porque el crecimiento económico va a ser muy importante, después viene una perspectiva de un gobierno democrático, en esta perspectiva democrática tendrá que hacer una reforma fiscal, no veo cómo la candidata de López Obrador pueda hacer una reforma fiscal, cuando tiene tal convivencia con los grupos económicos, y Andrés Manuel está empecinado en que no se les afecte”, expresó Ramírez Garrido Abreu.
En su libro Contra la regresión autoritaria, Ramírez Garrido Abreu cuenta sus inicios en la política, en el movimiento estudiantil de 1968, su militancia en el Partido Socialista de los Trabajadores, en el Partido Mexicano Socialista y en el Partido de la Revolución Democrática.
También relata cómo fue que acercó a López Obrador al PRD y su distanciamiento en la campaña de 2006, al percatarse de que no aceptaba ninguna opinión: “Entendí que Andrés Manuel sólo quería tener seguidores y personas sumisas a su alrededor. No aceptaba opiniones encontradas ni críticas”, dijo.
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