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Bruselas.— Al margen de quién resulte vencedor en las elecciones presidenciales del año entrante, la próxima administración mexicana deberá afrontar desafíos relacionados con la seguridad energética, la desigualdad, la migración y la violencia contra la mujer, afirma el eurodiputado Massimiliano Smeriglio, presidente de la Delegación para México del Parlamento Europeo.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el principal enlace legislativo entre México y la Unión Europea afirma que la globalización, la crisis climática y los escenarios geopolíticos han puesto a todas las naciones en una situación similar.
En ese sentido, el eurodiputado del Partido Socialista afirma que “el nuevo gobierno tendrá que afrontar la revolución tecnológica, la lucha contra el cambio climático cada vez más ligada a la cuestión de la energía y al uso de los recursos”.
Considerando que la economía mexicana crece a ritmo acelerado, también habrá que “estar atentos a las desigualdades sociales y territoriales, a las que también nos enfrentaremos cada vez más y más como problema opuesto.
“El fenómeno de la migración también tendrá que ocupar un lugar prioritario en la agenda, dado que nuestros sistemas ya no están preparados y que, en cambio, la migración aumentará cada año por razones climáticas”.
Además será ineludible la lucha contra la violencia a mujeres y niñas, que en los últimos días es un acalorado tema en Italia.
“En materia de derechos de las mujeres y las niñas ya se han adoptado medidas importantes, como la legalización del aborto. En estos temas espero otras noticias importantes si, como dicen, el próximo presidente mexicano podría ser por primera vez una mujer.
Aunque creo que será difícil, como lo es gobernar un país tan grande y complejo”.
Otro pendiente es el derecho a informar y defender en México a los periodistas. “Lamentablemente, la vulnerabilidad de periodistas y defensores de derechos humanos es un problema endémico y estructural difícil de abordar”.
Si bien, dice, se han dado pasos hacia un efectivo funcionamiento del mecanismo de protección, “está claro que aún queda un largo camino por recorrer, sobre todo porque la lucha contra el crimen organizado es larga y tortuosa”.
Sostiene que los periodistas y defensores son figuras incómodas para los cárteles y, por tanto, su posición es vulnerable.
“No sé qué hará el Parlamento Europeo en el futuro, ni durante la próxima legislatura, pero creo que es importante seguir todas las cuestiones relevantes a nivel internacional, especialmente cuando se trata de la protección de los grupos más vulnerables”, dice Smeriglio haciendo referencia también al inquietante aumento de ataques y amenazas contra los informadores en Europa.
Smeriglio encabezará la delegación europea que participará en la última reunión interparlamentaria entre México y la Unión Europea de la actual legislatura, considerando que habrá elecciones en ambos lados el próximo año.
La edición 30 de la Comisión Parlamentaria Mixta (CPM) tendrá lugar en México de lunes a miércoles y abordará la situación política, económica y social de los socios, así como también los temas de los derechos humanos y sociales, y de migración. Uno de los platillos centrales será la modernización del Acuerdo Global, proceso empantanado por problemas técnicos y la reforma energética en México.
“Desafortunadamente, el proceso lleva más tiempo de lo esperado. Pero no creo que haya un solo responsable de esta desaceleración”.
Por un lado, dice, “es importante recordar que unos meses después de la celebración del acuerdo de principio en 2018, el gobierno mexicano cambió. Ocurre en muchos casos que, dado que cada administración tiene prerrogativas diferentes, es necesario revisar algunos pasos”.
Pero por el otro, continúa, “después del final de las negociaciones en 2020, muchos meses se dedicaron a tratar de identificar una arquitectura aceptable y funcional a la complejidad del sistema europeo”.
Reitera que la conclusión es necesaria, porque de lo contrario significa seguir operando con el acuerdo obsoleto de 2000 que fue puesto en marcha en una época en la que no existían los pagos electrónicos, los sistemas biométricos y la inteligencia artificial.
Igualmente significa renunciar a una mayor cooperación en materia de derechos humanos y sociales, la lucha contra la corrupción y a un sistema común de tribunales comerciales y de inversión. El statu quo implica asumir el riesgo de crear lagunas regulatorias peligrosas debido a que las reglas de trabajo no están a la altura de los tiempos.
“Esta será la última reunión de la CPM, por lo que es crucial para nosotros reiterar el mensaje de que estamos comprometidos a finalizar la actualización del acuerdo lo antes posible”, enfatizó.
“Firmar antes de las elecciones de junio de 2024, tanto en la UE como en México, sería sin duda la solución más deseable para evitar perder más tiempo precioso. De lo contrario, no sé cuánto tendríamos que esperar, porque ni siquiera sé quiénes serían los interlocutores implicados, ni su voluntad política”. Para Smeriglio, el diálogo al más alto nivel es la única manera de salir adelante.
La CPM abordará el tema de la seguridad. Europol alerta sobre la expansión de los cárteles mexicanos y su actividad en suelo comunitario, mediante cocineros en laboratorios clandestinos de metanfetamina de cristal en Holanda y Bélgica.
Al ser cuestionado si la experiencia italiana podría ser de utilidad a México en sus esfuerzos contra la delincuencia transnacional, el político originario de Roma respondió que su país “tiene cierta experiencia en materia de lucha contra la mafia y en acciones para combatir el crimen organizado, que sin duda también puede ser útil en otros ámbitos”.
Sin pretender dar lecciones a nadie, considerando que el fenómeno mafioso es transnacional, asegura que el combate a la delincuencia requiere de acciones supranacionales y en el espacio jurídico.
“La dispersión de activos en el extranjero, por ejemplo, es una de las mayores dificultades para la cooperación antimafia en Europa. Partiendo del supuesto de que el crimen organizado florece donde el Estado falla y que, por tanto, el fortalecimiento del sistema de bienestar es sin duda la premisa fundamental para combatir las mafias, es ciertamente necesario adoptar una legislación adecuada”.
En un primer paso debe ser el reconocimiento del título de delito mafioso, el endurecimiento del régimen penitenciario, procedimientos de incautación y confiscación de bienes, control de los movimientos de capitales y la transparencia en el uso de los fondos públicos.
Igual de importante es la protección de víctimas y testigos, y el papel de los servicios secretos, especialmente mediante escuchas telefónicas, que a menudo son la base de las operaciones antimafia.
Recordando al magistrado antimafia Paolo Borsellino, añadió: “La lucha contra la mafia debe desarrollarse como un movimiento cultural y moral, debe acostumbrar a todos a oler la belleza del fresco aroma de la libertad que se opone al hedor del compromiso moral, la indiferencia, el contubernio y la complicidad”.
En Italia, asegura, la lucha contra la mafia no termina. Si bien los mafiosos ya no descargan sus fusiles como antes, siguen generando 40 mil millones de dólares al año, equivalentes a 2% del PIB nacional.