Bajo el argumento de que el pueblo no fue consultado, la bancada de Morena, a través de la diputada Irma Juan Carlos, impulsa una iniciativa para abrogar el Horario de Verano, que podría someterse a votación el próximo martes.

La propuesta, publicada en la Gaceta Parlamentaria, expone que el último decreto por el que se establece el horario estacional se emitió en 2001, para aprovechar la luz solar y reducir el consumo de energía eléctrica; “sin embargo, tampoco hay criterios objetivos que sustenten la efectividad de la medida”.

Advierte que además de daños a la salud física y mental de las personas, el pueblo nunca fue consultado, incluidas las comunidades indígenas.

“La oposición al Horario de Verano no es una superficialidad y mucho menos un acto irracional de nuestros pueblos. Tiene una justificación clara que se sustenta en tres principales argumentos”:

1. La obligación de respetar el principio espiritual de armonía con la naturaleza, de nuestros pueblos indígenas.

2. La falta de una consulta previa libre e informada.

3. Evitar el caos social que se produce por la existencia de horarios distintos.

El pasado 23 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador llamó a las y los legisladores a revisar la posibilidad de derogar el Horario de Verano, bajo el argumento de que “cuando se implementó no se consultó a los mexicanos, lo que generó malestar social”.

Además de la propuesta de Morena, en San Lázaro hay dos iniciativas más en el mismo sentido; una de la diputada del PRD Olga Luz Espinosa, y otra del petista Gerardo Fernández Noroña.

El proyecto de la perredista argumenta que el presunto ahorro de energía “no se ha reflejado en la disminución de las tarifas por el consumo de energía [eléctrica de] la población”.

También advierte afectaciones a la salud por el cambio de horario, de acuerdo con un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

La iniciativa de Noroña va en el mismo sentido, al argumentar que el cambio de horario “altera el sueño, afecta el ritmo cardiaco y aumenta la sensación de cansancio, irritabilidad o cambios de humor” entre la población.

“Razones científicas, de salud y demás sobran; es hora de dejar de agredir a la población en general por beneficiar a unos cuantos”, señala el legislador en su exposición de motivos.

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