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La bancada del Partido del Trabajo en el Senado confío en que la prohibición del uso de cigarros electrónicos y vapeadores beneficiará a todas las familias al reducir el impacto de enfermedades, adicciones y violencia, además de ser un escudo para las juventudes, protegiéndolas de caer en el abismo de las sustancias tóxicas y un paso firme hacia la reconstrucción de un tejido social.
Aseveró la senadora Liz Sánchez quien destacó con la reforma constitucional aprobada en materia de prohibición de vapeadores y cigarros electrónicos, México está sentando las bases para un país más sano, productivo y libre de adicciones.
“La salud de nuestras comunidades depende de nuestra capacidad para actuar hoy. Decir no a los vapeadores, a los cigarros electrónicos y al fentanilo no es una limitación; es una apuesta por la vida, por el futuro, por la esperanza”, aseveró.
Argumentó que actualmente el uso de vapeadores, cigarros electrónicos y sustancias devastadoras como el fentanilo se han convertido en una amenaza que no discrimina; dejando un rastro de daño físico, emocional y social que, en muchos casos, es irreversible.
“Los vapeadores y cigarros electrónicos se han presentado como una alternativa “segura” al cigarro tradicional, pero no debemos dejarnos engañar. Estas tecnologías contienen sustancias químicas que dañan gravemente los pulmones, el corazón y el sistema nervioso”, señaló.
Vapeadores abren la puerta a más adicciones
Asimismo, advirtió que los vapeadores pueden convertirse en la puerta de entrada a la adicción a la nicotina, una dependencia que puede marcarles para toda la vida.
“A esta amenaza se suma el fentanilo, una sustancia mortífera hasta 50 veces más dañina que la heroína y 100 veces más que la morfina. El fentanilo ha cobrado la vida de miles de personas en todo el mundo”, enfatizó Liz Sánchez.
Explicó que con apenas unos miligramos, prácticamente imperceptibles, es suficiente para provocar una sobredosis mortal. Lo más alarmante es que esta droga se mezcla a menudo con otras sin el conocimiento de los consumidores, lo que aumenta exponencialmente los riesgos.
La senadora petista lamentó que el daño que provocan este tipo de sustancias no se limita al individuo, puesto que en la mayoría de los casos, las familias, las comunidades y el sistema de salud en su conjunto sufren las consecuencias.
kicp/apr