Problemas para surtir recetas médicas, consultas aplazadas hasta nuevo aviso, cancelación de seguimientos clínicos, desabasto de medicamentos y miedo a acudir a unidades médicas y contagiarse con el Covid-19, son algunas complicaciones que durante la pandemia han enfrentado pacientes de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, VIH y cáncer, entre otras, quienes dicen que antes del coronavirus estos padecimientos estaban instalados en el país, por lo que llaman al gobierno a no olvidarse de ese sector.
Daniel Méndez vive con diabetes tipo 1 desde los 14 años, le administran insulina y medicamentos para proteger sus riñones, además de que cada mes tiene consultas para controlar la enfermedad crónica. Desde que se presentó la pandemia por Covid-19, éstas fueron suspendidas, posiblemente hasta octubre próximo y ha tenido problemas con el surtimiento de sus recetas.
“En la clínica de Balbuena del ISSSTE cerraron 15 días cuando empezó la pandemia, no avisaron, la gente estaba molesta porque se quedó sin medicamento y cuando reabrió, las filas eran muy largas y a veces no te daban las medicinas, era ir en balde, a mí varias veces me dijeron que no podía pasar porque soy persona de riesgo, pero si mi mamá iba a surtir mi receta, le decían que tenía que ir yo”, contó a EL UNIVERSAL .
El enfermero de profesión, quien se desempeña en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) de Zaragoza, refirió que hasta ahora, a pesar de que ha sido más difícil, le han entregado su receta completa, pero teme que le dejen de dar la insulina.
“En las clínicas Oriente, Ermita, Iztapalapa y Nuevo ISSSTE han tenido problema con el surtimiento de recetas, hasta ahora a mí me han dado todo, pero hay riesgo con la insulina y me angustia porque altera un poco mi economía, cuesta casi mil 200 pesos y un frasco de 10 mililitros me dura casi 15 días, además de tener que ir personalmente por mis medicinas, es un riesgo porque las personas con diabetes somos más vulnerables a este virus”, dijo.
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Ante la nueva normalidad, en la que la Ciudad de México entrará a semáforo naranja, el joven de 34 años confía en que la sociedad mantenga las medidas de higiene y sana distancia, a fin de evitar que los hospitales colapsen por un nuevo brote.
“La nueva normalidad está mal planeada porque la gente piensa que ya puede salir sin cuidarse, pero si sigue esa dinámica, habrá más contagios y los hospitales van a colapsar, yo tendré que regresar a trabajar y me da miedo, llevo muchos años conviviendo con la diabetes, aprendí a cuidarme de muchas formas y este virus desconocido me aterra”, lamentó.
Consultas externas, paradas
Médicos adscritos a hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ISSSTE y de la Ciudad de México aseguraron que las consultas externas están paradas y la prioridad es atender el Covid-19, lo mismo ocurre con la agenda de citas para especialidades como cardiología, ortopedia y endocrinología, por mencionar algunas, lo único que se atiende son urgencias.
“Tengo pacientes que desde enero están esperando un electrocardiograma, fueron referidos a cardiología, pero se atravesó el coronavirus y no les han reagendado, me hablan para decirme que les dieron cita en agosto, septiembre u octubre, las autoridades dicen que no se está desplazando a nadie, que las situaciones de extrema urgencia se atienden y es verdad.
“Si alguien llega al IMSS con un infarto, por ejemplo, se le atiende, pero todas las consultas externas que han sido recalendarizadas también significan un riesgo para la salud de las personas”, contó una doctora de la clínica 193 en Chalco, Estado de México.
Alejandro es médico en el Hospital Ignacio Zaragoza del ISSSTE, aunque afirmó que se están dando consultas, además de atender a pacientes con Covid-19, enfatizó en que éstas han disminuido hasta 60%.
“En esta unidad se brinda consulta a pacientes que no son Covid, pero no toda; para evitar aglomeraciones se dan menos fichas, menos citas, la verdad es que sí se le pide a la sociedad que si no es urgente no venga al hospital, pero es un arma de dos filos, porque muchas personas con diabetes o hipertensión que presentan mayor riesgo ante el virus, están siendo relegados y no controlar su enfermedad es igual de peligroso”, reconoció el profesional de la salud.
Citas, movidas
En el Hospital General de México Eduardo Liceaga, la reconversión hospitalaria significó informarle a pacientes de otras enfermedades que sus citas se moverían para meses subsecuentes y que únicamente podrían acudir en casos de urgencia para evitar contagios por coronavirus.
“En particular, el hospital se convirtió en unidad Covid, todos los días ingresan pacientes con síntomas respiratorios, el que vengan personas con otros padecimientos implica ponerlos en riesgo, pero es entendible que se sientan en la incertidumbre, porque no saben hasta cuando se les atenderá, otra cosa es que no vienen por miedo, pero en una situación de urgencia, deberían tener la confianza de llegar al hospital sin sentir que contraerán el Covid-19”, resaltó un médico, quien decidió omitir su identidad.
EL UNIVERSAL solicitó a las autoridades de Salud información sobre la atención que han brindado a pacientes no Covid durante la pandemia, pero hasta el cierre de esta edición no se obtuvieron los datos.
Depende de antirretrovirales
La activista Kenia Cuevas vive una situación similar a la de Daniel, al ser VIH positivo, su vida depende de los antirretrovirales que le entrega la clínica Condesa, pero en junio tenían que hacerle estudios CD4 y vigilar su carga viral, lo que no será posible hasta octubre.
Además del VIH, la mujer transgénero recibe atención médica porque hace años se inyectó biopolímero, lo que repercutió en su salud; se atiende en el hospital general, pero desde la reconversión hospitalaria no ha conseguido una fecha de consulta, tampoco el medicamento que calma sus dolores, el cual incrementó 13 veces su precio.
“Cuando llegó el Covid-19 desgraciadamente se paralizaron todas las demás enfermedades, pareciera que nadie tiene VIH, diabetes, cáncer o problemas cardíacos, los hospitales de la Ciudad de México están atendiendo únicamente a personas que llegan con síntomas de coronavirus y se relegan a personas que también tienen su salud comprometida”, relató Cuevas.
La activista mencionó que cada seis meses la clínica Condesa realizaba un monitoreo de carga viral y CD4, así como brindar un tratamiento hormonal.
“Todo está suspendido, las citas, consultas, seguimientos, todo está parado. No es sólo eso, yo tengo un problema de salud que se llama modelantes, hace años me ingresé un litro de biopolímero, me atienden en el hospital general, pero no me han podido dar el medicamento que antes costaba 79 pesos y ahora lo he conseguido en mil 300”, confesó al diario.
Para la paciente de VIH, la situación es alarmante, porque en su Casa Hogar Paola Buenrostro hay otras mujeres trans con padecimientos crónicos o que incluso tuvieron un accidente durante la pandemia y no han recibido atención médica.
“Antes de que llegara el Covid había otras enfermedades que no se pueden olvidar. Ahorita en los servicios de salud todo es Covid y ha creado miedo colectivo con poblaciones vulnerables, me da miedo enfermarme ahorita pensar: ‘Ay, güey, no mames, estornudé, no tendré Covid’, pero bueno, nuestra venganza será ser felices y el Covid no nos va a tumbar, si no nos tumbó el VIH, menos el Covid”, afirmó.
En la casa hogar, Claudia Repes García, de 53 años, se mueve con dificultad y con el apoyo de una andadera. En abril fue atropellada y no consiguió que le atendieran una fractura de cadera.
“Soy indigente desde hace varios años, también uso drogas, ya estaba el virus en el país cuando me atropellaron. Kenia me ayudó para que me atendieran, me sacaron una placa y vieron que tengo una fractura, pero no me dieron seguimiento, no me quiero morir, sé que ya viví, pero ojalá puedan atenderme porque los dolores son cada vez más fuertes”, mencionó.
Desde marzo pasado, Alexa Nicole convirtió a este refugio en su hogar; procedente de Nicaragua, la mujer que vive con diabetes e hipertensión espera que en México le puedan brindar atención médica, pero teme acudir a algún hospital y contagiarse de coronavirus.
“Salí de mi país huyendo por cuestiones políticas, tengo varios padecimientos, diabetes, hipertensión y me tengo que hacer estudios para saber si no regresó un cáncer de colon. En estos momentos Médicos Sin Fronteras [es la asociación que] me ayuda a controlar la diabetes y la hipertensión, no me dejan salir, vienen acá a dejar el medicamento porque soy muy vulnerable, pero me han dicho que tengo que ir a una clínica para ver lo del cáncer, me da miedo salir e infectarme”, finalizó.