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“Recuerden, compañeros: los carniceros de hoy serán las reses del mañana”, sentenció la diputada Anilú Ingram Vallines, del PRI, a los legisladores de la Cuarta Transformación: Morena, PT y PES. Pero la frase lapidaria, de la única diputada que habló ayer desde la tribuna y a favor de Rosario Robles, cayó en el vacío.
De las curules de la Cuarta Transformación salió un grito enardecido: “¡Que regrese el PRI, que regrese el PRI… pero lo que se robó!”
Con esa gritería de fondo, Ingram Vallines, la única priista en el salón, salió de éste tras fijar, en cinco minutos, la postura de su partido. Y Robles, entonces, no tuvo ni un voto del PRI a su favor.
Así, con 270 diputados de Morena, PT y PES y uno del PAN, de la presidenta de la Mesa Directiva de la Cámara, la panista Laura Rojas, los legisladores aprobaron ayer acusar a Robles Berlanga ante el Senado y dar cauce al juicio político en su contra.
Fue una sesión convocada en plena contingencia por la pandemia del coronavirus, como parte de los asuntos “esenciales” inaplazables: erigirse en órgano acusador.
La oposición de PAN, PRD y PRI estuvo ausente, en prevención de contagios de coronavirus, y, pese a esa contingencia, una protesta masiva de trabajadores sindicalizados de la Cámara irrumpió con portazo al pleno en busca del líder del PT, Reginaldo Sandoval, al que señalaron de una iniciativa de reforma que atenta contra sus derechos.
Por eso fue también una sesión atropellada, con la sospecha de que el PRI quiso boicotear el juicio.
Pero restablecido el orden el proceso siguió su curso, y en él, sólo el diputado Juan Carlos Villarreal, de Movimiento Ciudadano, pidió combate a la corrupción, pero parejo, y a los “jefes” de Robles.
También fue una sesión histórica, porque en 94 años la Cámara no había iniciado un juicio político. Y Robles, primera jefa de Gobierno de la Ciudad, fue también precursora en esto: primera mujer sometida a juicio político.
