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politica@eluniversal.com.mx
Desde que comenzó la 62 Legislatura, la bancada del PAN en el Senado ha estado marcada por la división y los problemas internos.
En los cinco años de trabajo legis- lativo, los albiazules en la Cámara Alta se han visto rodeados de peleas, confrontaciones, escándalos, división y señalamientos de traición.
De 2013 a la fecha se han registrado al menos cinco encontronazos entre panistas que han generado desde cambio de coordinador, peleas por el control de los recursos y, la más reciente, la división de la bancada entre los llamados “rebeldes” y los anayistas, generada tras la elección de Ernesto Cordero como presidente del Senado.
Alberto Aziz, profesor e investigador del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), las divisiones al interior de la bancada del PAN se dan por la pugna por el control de las prerrogativas, en este caso entre el calderonismo, que rompió con la dirección del partido.
“Se mantiene el nivel de enfrentamiento por el poder entre los dos grupos, calderonistas y anayistas, que tiene diversas expresiones, como la salida de Margarita Zavala de Acción Nacional y el grupo parlamentario en el Senado se enquistó esta división y se ha ido haciendo más estridente conforme nos acercamos a las elecciones de 2018”.
Para Víctor Alarcón Olguín, profesor e investigador de la UAM, las divisiones y disputas se enmarcan en el proceso de control del PAN después de que perdió la Presidencia de la República en 2012.
“Esencialmente, cuando pierden la Presidencia en 2012, tiene que haber un reacomodo natural y no hay a quién atribuirle el costo de la derrota. Esas diferencias que se ahondaron entre Gustavo Madero, quien controlaba al partido, y el grupo de Felipe Calderón, provocaron la primera ruptura”.
Fernando Dworak, maestro en Estudios Legislativos en la Universidad de Hull, Reino Unido, expresó que las disputas al interior del grupo parlamentario se deben a dos factores: si hay un presidente de partido débil, por consecuencia el coordinador será débil y generará diferencias entre, primero, maderistas, calderonistas y ahora anayistas.
“La segunda, que es la principal, tiene que ver con el manejo de los recursos, que en cualquier bancada son tema de disputa”.
La pelea por el poder. El primer pleito interno en la bancada de los 38 senadores del PAN llegó en 2013, cuando el entonces presidente nacional del PAN, Gustavo Madero, destituyó al senador Ernesto Cordero como coordinador de la fracción parlamentaria.
Cordero fue relevado, luego de las diferencias con Madero a raíz de que el ex titular de Hacienda en el gobierno del presidente Felipe Calderón dijo que presentaría una reforma político-electoral diferente a la que impulsaba su partido.
Con la salida de Cordero de la coordinación, Madero designó a Jorge Luis Preciado como nuevo coordinador y se dio una nueva disputa, no sólo por esa decisión, sino también por el control de los recursos económicos de la fracción parlamentaria.
Senadores afines a Cordero hicieron una propuesta de reforma a los estatutos del grupo parlamentario, que buscaba limitar las facultades del actual coordinador del grupo, Jorge Luis Preciado.
Los senadores Javier Corral y Ernesto Ruffo pidieron auditar las finanzas de la bancada, ante la presunción de que en la coordinación de Cordero hubo un desvío de recursos para favorecer a familiares y cercanos del ex presidente Calderón, entre ellos su cuñado, Juan Ignacio Zavala.
A los pleitos de la fracción, siguió el escándalo. El coordinador parlamentario del senador Jorge Luis Preciado organizó una fiesta y metió un mariachi a las instalaciones de la Cámara Alta, para agasajar a su esposa e invitados.
El pleito más reciente en la bancada panista fue la elección de Ernesto Cordero, por segunda ocasión, como presidente de la Mesa Directiva, pleito en el que los panistas afines a Ricardo Anaya tacharon de traidores a los senadores corderistas, por presuntamente haber negociado con el PRI la presidencia del Senado.