Más Información
Denuncian agresión de presuntos militares contra trabajadores en Tamaulipas; una de las víctimas falleció, tenía huellas de tortura
Diputados avalan súper secretaría de García Harfuch; SSPC investigará delitos y coordinará inteligencia a nivel nacional
Elección judicial: Aspirantes a cargos comparten carta de motivos y hasta currículum; “Justicia no debe ser inaccesible”, afirman
Yasmín Esquivel defiende la reforma judicial en Con los de Casa; alejado de la realidad pensar que es una venganza política, afirma
México hablará con Trump sobre el T-MEC en febrero; no es obligación del país tener órganos autónomos, afirma Ebrard
politica@eluniversal.com.mx
De pie, desde su escaño, el panista Roberto Gil Zuarth escucha los reconocimientos que le prodigan 33 senadores a su trayectoria legislativa y a sus dotes políticas. Las palabras de las cinco bancadas lo transportan a emociones que le humedecen los ojos y al final de su mensaje al pleno, en tribuna dice sus últimas palabras:
“Quiero terminar diciéndoles que aquellos que crean en Dios, que Dios los bendiga, y aquellos que no creen en Dios, que los bendiga el mío, porque ha sido conmigo muy generoso y me ha traído con ustedes durante estos cinco años”.
Ayer, antes de las 16:00 horas, concluyó un ciclo en la vida política de Gil Zuarth, con 20 años de trayectoria, y dice que se va para “tomar distancia de sí mismo”. Es sabido por todos que las diferencias con la dirección nacional del PAN determinan su decisión, pero toma una senda propia, no se va del partido, ni a una candidatura. Se repliega.
En el desfile de intervenciones más largo del Senado para la salida con licencia de un integrante de la Legislatura, que llevó una hora con 38 minutos, el legislador, ahora sin bancada, Javier Lozano lo llama el senador-abogado más destacado de la historia senatorial.
Repetidamente se habla de la coherencia de Gil, de su habilidad para llevar las discusiones de leyes a un terreno de los acuerdos posibles. Hablaron para expresarle gratitud por el apoyo que dio a panistas, priístas, perredistas, petistas o verdes en momentos en que los temas se trababan en lo jurídico.
Las grandes reformas del país de los últimos años tienen algo de la acción de Gil, como señala el coordinador del PRI, Emilio Gamboa: “Se va un gran ex presidente del Senado, que llevó una gestión de equilibrio, de talento. de sensibilidad”.
Es el propio Emilio Gamboa quien señala la presencia de Elia Mary, esposa de Roberto Gil, y de sus hijos Martina, Sebastián y Santiago, así como Valentina, y ante ellos el coordinador priísta expresa su beneplácito, porque las mismas bancadas antagónicas del PRD y PT le han formulado reconocimientos al que se va.
Ernesto Cordero (PAN), presidente del Senado, dice que el PAN pierde a su mejor legislador y abogado de su generación. Sin reservas ha dicho que le insistió a Gil para que diera marcha atrás, pero no lo logró.
El aludido ha señalado que los políticos “sabemos cuándo nos vamos, no cuándo regresamos, y ello es circunstancia de la Fortuna, como decía Maquiavelo”.
Luisa María Calderón, hermana del ex presidente Felipe Calderón, sin bancada, abre su intervención, con una sentida expresión: “Quiero lamentar la solicitud de licencia de Roberto Gil”, y le dice: “Eras el legislador que lograba hacer que se acercaran las coincidencias de las distintas posiciones políticas e ideológicas para poder armar el entramado legislativo”.
En su lugar, de pie, Gil tiene los ojos húmedos. Recibe el abrazo de Patricio Martinez, quien le ha dicho: “Es usted un maestro que seguirá teniendo el respeto de sus compañeros”.
Angélica de la Peña, perredista, recuerda que “construimos alianzas muy importantes en temas trascendentales”. Enrique Burgos, del PRI, reconoce “que supo darnos luces en la construcción de las reformas”.
En el pasillo, de regreso por última vez a su escaño, encuentra a su hija Martina y la carga para salir del salón de sesiones, pero se queda a recibir abrazos y parabienes de decenas de personas.
En Twitter, José Antonio Meade ha publicado un mensaje en el que reconoce el profesionalismo de Gil, así como “su permanente voluntad para alcanzar acuerdos por el bien de México”.