El 5 de enero de 2020, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, acudió a Texcoco a dar uno de sus múltiples discursos de fin de semana. Allí le esperaba Trinidad Ramírez y otros integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT). Esta vecina de Atenco, junto a su marido, Ignacio del Valle, sus hijos y otros compañeros y organizaciones, fueron punta de lanza de la plataforma Yo Prefiero el Lago contra el Nuevo Aeropuerto Internacional de México. Su cancelación fue una de las grandes banderas de la campaña presidencial.

Cuando López Obrador pasó a su lado, Ramírez, una mujer bajita y que roza los 70 años, le agarró del brazo. Le dijo que los dejaron de atender, que las mesas de trabajo entre el frente y el gobierno federal estaban detenidas. Testigos cuentan que el Presidente le contestó que buscaría una solución y siguió su camino, pero todo siguió igual.

Actas de las que EL UNIVERSAL tiene copia muestran que el Frente de Pueblos y Yo Prefiero el Lago se reunieron en 24 ocasiones entre marzo de 2019 y agosto de 2020 con las secretarías de Gobernación, Medio Ambiente y Recursos Naturales, y de Comunicaciones y Transportes, así como otras dependencias federales para tratar la estrategia para remediar las múltiples afectaciones que ocasionó la megaobra cancelada. De los 53 acuerdos que resultaron de los dos periodos de reuniones —10 entre marzo y abril de 2019 y 14 entre noviembre de 2019 y agosto de 2020—, sólo se cumplieron 19.

Eso deja 34 acuerdos, 65%, sin cumplir e incluyen: medidas de protección para una mujer amenazada, dejar en suspensión las obras de la autopista Peñón-Pirámides, revisar las concesiones de agua en el oriente del Estado de México, visitar e inspeccionar las minas de material pétreo que alimentaron al plan del aeropuerto o construir en conjunto y tener en cuenta las opiniones y necesidades de los pueblos de la zona para el proyecto en los terrenos de la obra, según una revisión de los mismos que realizaron los abogados del frente a petición de EL UNIVERSAL. Las actas están firmadas por los asistentes del gobierno federal y del Frente de Pueblos.

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Año y medio de promesas rotas

El domingo 22 de noviembre, López Obrador regresó a Texcoco a inaugurar el Hospital Materno. Ahí lo esperaban, otra vez, Ramírez, Del Valle y otros integrantes del frente. Tras desplegar una manta con el mismo mensaje —Restitución del territorio y cancelación de la autopista— y hablar con él al final del evento, el Presidente se comprometió a recibirlos en Palacio Nacional.

La reunión fue el miércoles 25 de noviembre. Según los asistentes, el Mandatario federal ofreció reanudar las mesas de trabajo entre el gobierno y el frente, convertir la zona en un área natural protegida, no permitir desarrollos inmobiliarios, atender el tema de las tierras compradas ilegalmente en el área natural protegida y tener en cuenta su visión para el parque ecológico. Los mismos acuerdos que ya había hecho al frente y que incumplió durante el último año y medio. En un mes, se supone, habrá otra reunión con López Obrador.

Según el FPDT, de los incumplimientos les molesta en especial que se siga construyendo la autopista Peñón-Pirámides y que el pasado 25 de agosto se haya anunciado el comienzo de las obras del Parque Ecológico Lago de Texcoco sin tener en cuenta las ideas y necesidades de los pueblos de la zona, reflejadas en un documento Manos a la Cuenca.

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“Desde el inicio presentamos al gobierno en las mesas de diálogo el proyecto Manos a la Cuenca”, recuerda Arturo Cando, portavoz actual de Yo Prefiero el Lago y vecino de Tepetlaoxtoc, uno de los municipios más afectados por la minería pétrea que alimentó el nuevo aeropuerto, “y es importante remarcar que hubo dos tiempos de relaciones con las autoridades: primero cuando el subsecretario era Javier Guerrero, con el que había una comprensión más fácil, y luego cuando ponen a Ricardo Peralta, que llega con un grupo de licenciados y abogadillos que están a favor de defender los intereses del Grupo Aeroportuario”, afirma.

A lo largo de 2018, López Obrador cambió de postura muchas veces sobre qué haría con el NAIM. Fue el gran símbolo de su campaña electoral basada en denunciar la corrupción. En julio de ese año, recién ganó las elecciones, se anunció la consulta popular para fines de octubre, ejercicio en que ganó la postura para cancelar el megaproyecto, en un proceso poco transparente y con escasa participación.

Un mes antes, el vocero de AMLO, Jesús Ramírez, acompañado de seis titulares del nuevo gobierno federal, ofreció una conferencia de prensa en la que reconocían al FPDT como interlocutor válido, se comprometían a incorporar la perspectiva de los pueblos en el desarrollo de la zona, a parar la actividad de los bancos pétreos ilegales, realizar recorridos por las regiones devastadas e iniciar las mesas de trabajo. Estas no arrancaron hasta marzo de 2019, cinco meses después.

En la primera etapa, que fueron 10 reuniones entre marzo y abril de 2019, hubo un avance rápido y voluntad política para atender los problemas, pero Zoé Robledo, que estaba en la Subsecretaría de Gobierno, fue llamado a dirigir el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y se lleva con él a Guerrero: “Entonces llega Peralta al puesto y las mesas se frenan”, dice Cando.

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El frente tuvo que esperar seis meses para volver a reunirse con funcionarios del gobierno federal. Las mesas se retoman hasta el 5 noviembre de 2019, con un encuentro en el que se trataron los temas de las minas del Estado de México —cita en la que se usó como material documental la investigación de EL UNIVERSAL que demostró que la mitad de ellas fueron ilegales—, la autopista Peñón-Pirámides, el Programa de Ordenamiento Territorial y se presenta, por primera vez con ese nombre, el documento Manos a la Cuenca.

El 30 de enero de 2020, en la cuarta reunión de esta segunda etapa, el FPDT y el gobierno federal llegan al siguiente acuerdo: “Existe una visión compartida del territorio entre ambas estrategias, la cual se seguirá construyendo en su conjunto.

“Para nosotros ese es uno de los acuerdos más importantes: que el parque ecológico no iba a avanzar ni se iba a presentar hasta que se nos mostrara... no somos los únicos actores, pero sí somos los únicos que hemos pagado en sangre y cárcel defender el lago”, subraya Cando.

“Parecía que Peralta quería dilatar las cosas”, opina. El primer periodo de reuniones tuvo 10 encuentros en menos de dos meses, el segundo nueve en cinco.

Tensión en las mesas de acuerdo

“Las mesas se volvieron tensas, los funcionarios nos atacaban, parecía un gobierno priista”, recuerda Cando.

“Por ejemplo, llevaron a la empresa Pinfra [Promotora y Operadora de Infraestructura] para que defendiera su autopista y ahí nos quedó claro que estaban a favor de los intereses del nuevo aeropuerto, luego llega la pandemia y suspenden las reuniones con nosotros, pero no entre ellos, así que la usan para avanzar en su proyecto que es el PELT”. El 25 de agosto, ante el estupor de los integrantes del frente, se presenta en la mañanera el parque.

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Para Cando y el FPDT, Manos a la Cuenca se trabaja desde los municipios y comunidades impactadas, mientras el PELT “se está formulando en un escritorio, desde una oficina, por gente que no vive ni vivirá a la orilla del lago.

“No es un proyecto ecológico, es un parque urbano para las inmobiliarias”, acusa. Uno de los grandes puntos donde difieren es la figura de protección para la zona. Yo Prefiero el Lago quiere que una área natural protegida, mientras el PELT propone una zona de restauración ecológica.

“La figura que ellos proponen no es mala, pero no tiene mecanismos de defensa y se puede derogar en cualquier momento, mientras una área natural protegida sólo puede derogarse si se demuestra que dejaron de existir sus funciones ambientales, lo que es imposible”, explica Cando, que es ingeniero forestal, “esa es la gran diferencia, una zona no es un mecanismo de protección, sólo es un procedimiento para restaurar, y una área es ambas”. En el Estado de México hay 88.

Tras el estallido de la pandemia por el coronavirus y hasta el inicio de obras del PELT, el 25 de agosto, hubo cinco reuniones. Dos de ellas fueron en la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas y el frente expone que, aunque las ha pedido, no les han entregado las actas. Las describen como terriblemente tensas.

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Una fuente que acompañó las mesas de trabajo confirma la diferencia entre las dos etapas referidas por Cando, también que aunque las cabezas dieran instrucciones, los funcionarios y operadores de las secretarías parecen dilatar y entorpecerlo todo. En una de las actas se refleja un ejemplo kafkiano: la Secretaría de Medio Ambiente pide al FPDT que solicite vía transparencia a la propia Semarnat la manifestación de impacto ambiental de la autopista Peñón-Pirámides.

Añade que un actor importante a favor del FPDT fue Jesús Ramírez, vocero presidencial, y que en contra destacaba Javier Jiménez Espriú, secretario de Comunicaciones y Transportes hasta junio de 2020: “Había un chiste entre ellos: ‘Una autopista nos divide’”, relata.

“La situación es que no hay una congruencia e inician proyectos donde no nos toman en cuenta ”, señala Ignacio del Valle, histórico líder social de Atenco. “Nosotros decimos que ningún proyecto más en nuestro territorio sin nuestra participación y vemos que los operadores que hay en las instituciones siguen del lado de los grandes intereses y la especulación inmobiliaria”, dice.

“No nos sentimos utilizados, ya que sabíamos que el Presidente se acercaba, puesto que él y nosotros teníamos interes de cancelar el aeropuerto y eso lo logramos”, reflexiona Cando, “pero luego en dos años no vimos a López Obrador. Creo que la diferencia es que ahora el Presidente giró instrucciones precisas, pero todavía no hemos cantado victoria. Estos compromisos ya los hemos visto desde la campaña y ya pasaron dos años y no se ha restaurado absolutamente nada. Esperemos que esta vez sí”, añade.

Se pidió una entrevista a Presidencia, con Javier Guerrero, Ricardo Peralta y la Conagua, responsable del PELT, pero ninguno respondió a las preguntas.