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nacion@eluniversal.com.mx
El Partido Acción Nacional (PAN) llega a sus 80 años como la segunda fuerza política del país; sin embargo, miembros del blanquiazul aseguran que el instituto político, fundado por Manuel Gómez Morín y que defendió Manuel El Maquío Clouthier, está sin claridad en el momento histórico que vive México.
Era un 15 de septiembre de 1939, el Comité Ejecutivo Nacional había convocado a una asamblea constituyente en el Frontón México, para ahí fundar el primer partido de oposición en la era posrevolucionaria.
“Es la ocasión para poner término a un régimen con el que se está en desacuerdo. Es urgentemente necesario procurar el cambio. Ha llegado el momento de enjuiciar al gobierno e impedir su continuación.
“En México se ha mantenido un régimen que no representa a la nación y que constantemente se opone a ella. No se trata de una decisión individual, se trata de una decisión para una organización que apenas nace”, dijo en aquella fecha el fundador del blanquiazul, Manuel Gómez Morín.
A ocho décadas de haberse constituido, el expresidente de Acción Nacional Luis Felipe Bravo Mena indica que el instituto llega como constructor de la democracia, pero alejado de la ciudadanía y con una clara obligación de renovarse.
“El reto del PAN es enorme, porque si bien no está en riesgo de desaparecer, debe reinventarse sin negar su pasado y ser una oposición con una narrativa que no sea sólo la de señalar lo que está mal en México, sino que sea capaz de llegar con argumentos y propuestas sólidas que exalten emociones”, abunda Bravo Mena.
Para el primer gobernador panista, Ernesto Ruffo Appel (Baja California), el partido llega sin rumbo a sus 80 años, sin un liderazgo firme, sumergido en ambiciones de grupo y lejos de los ciudadanos.
“Acción Nacional tiene que volver a abrirse a la sociedad, ser demócrata como en 1939. Hay personas interesadas de forma creciente en que el PAN sea herramienta para el interés de la gente y no para los liderazgos internos.
“Ojalá que logremos retomar la soberanía de los principios y de los estatutos para que la vida [del blanquiazul] no sea manipulada. El reto es poner el interés ciudadano por encima del individual o del grupo, así como cambiar el discurso y acercarnos a la sociedad”, agrega el ahora diputado.
Gustavo Madero, quien fuera el primer presidente del blanquiazul por el voto de la militancia, expresa que si bien el albiazul es el mejor partido y el más preparado para ser la alternativa al actual “gobierno populista”, encabezado por Andrés Manuel López Obrador, actualmente está “pasivo, con menos claridad en su rol, sin relevancia y sin entender que el entorno político cambió”.
El senador añade que sin renunciar a los principios, Acción Nacional debe proyectar una nueva narrativa, ya que está en la posición más fuerte para ser la alternativa, “pero le falta el emplazamiento y la convocatoria convincente que genere confianza en los ciudadanos”.
La excandidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota, coincide en que el partido debe transformarse ante un gobierno que ha prendido las alertas democráticas: “Llegamos a los 80 años obligados a hacer una reflexión, una autocrítica, a escuchar a los votantes y a abrir las puertas”.
Sin la resolución de los conflictos internos, menciona, el blanquiazul seguirá teniendo altos costos y continuará advirtiendo derrotas electorales.
“Tenemos que construir una narrativa más cercana a los ciudadanos, dejar de lado cualquier tentación patrimonialista para que el partido regrese a las manos de la gente y no de las cúpulas”, asevera la senadora.
Marco Antonio Adame Castillo, una de las voces más representativas del ala conservadora del instituto político, sostiene que la lucha por la democracia, que su partido ha dado en 80 años, no debe ser en vano.
Por ello, agrega, en el marco de su aniversario tiene que hacer una introspección, porque actualmente la historia lo coloca como la segunda fuerza política del país y la primera en la oposición.
“El PAN debe regresar a sus orígenes, realizar propuestas de solución a los problemas actuales y comunicar mejor. Tenemos que recuperar el sabor de pueblo y de comunidad que ha caracterizado al partido en 80 años.
“Debemos ser sensibles o perderemos todavía más la confianza de los ciudadanos”, advierte el vicepresidente de la Cámara de Diputados.