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El grupo del ex gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, denominado Democracia Interna, exigió una renovación en la dirigencia nacional del PRI que concluya el periodo estatutario hasta agosto de 2019, es decir, una “dirigencia de transición”.
Esta nueva dirigencia deberá lanzar la convocatoria para la elección de presidente y secretario general del CEN del PRI para el periodo 2019-2023, a más tardar los primeros días de febrero, señaló en una carta enviada a la opinión pública.
Además de aprobar que esta elección se realice por consulta directa a militantes y simpatizantes, con reglas claras para evitar “dados cargados”, estableciendo tiempos suficientes para el registro y desarrollo de campañas y mecanismos que garanticen la transparencia y legalidad del proceso.
El texto indica que la dirigencia de transición debe surgir de cuadros de probada experiencia dentro del partido, como lo son algunos ex presidentes del CEN del PRI, ex coordinadores del Congreso, legisladores federales actuales, entre otros.
De lo contrario sería inaceptable que miembros de la dirigencia actual, que fueron impuestos como candidatos para competir por cargos legislativos y resultaron electos por el voto ciudadano, como Claudia Ruiz Massieu, René Juárez y Rubén Moreira, pretendan seguir dirigiendo el PRI, y no asumir los cargos para los que fueron electos en el Senado y en la Cámara de Diputados.
“Es tiempo de unidad, sí, pero para conseguirla (...) quienes estuvieron al frente del partido en los últimos años y quienes fueron responsables, cada quién en su tiempo, de la reciente derrota, no pueden pretender un PRI a su antojo", externaron.
Los priístas firmantes externaron que después de la derrota del 1 de julio algunos dirigentes durante la administración peñista y algunos ex presidentes del CEN, que fueron candidatos o coordinadores en la campaña de este año, pretenden erigirse en quienes pueden designar a la nueva dirigencia del partido, reconociendo tardíamente lo que señalaron repetidamente desde Democracia Interna.
Afirmaron que el abandono del PRI de las causas populares y el desprecio por la militancia fue señalado e identificado por varios de éstos dirigentes a quienes “nadie los escuchó en su momento”, lo que impidió hacer algún esfuerzo por corregirlos.
Dicho grupo sostuvo que es el momento de asumir con responsabilidad lo que cada quién debe realizar en adelante, para poder dar vuelta a la página, y con renovados bríos y con la nueva oportunidad que le da al PRI, al ser oposición, dejar atrás la mal entendida disciplina para pasar a la etapa de las decisiones democráticas, surgidas de la militancia.
Democracia Interna anotó que las elecciones del 1 de julio demostraron que el PRI obtuvo el peor resultado de su historia, producto de una serie de factores, entre los que sobresalen el rechazo abrumador de la ciudadanía al gobierno, estimado en las encuestas en 80%.
“Rechazo fundado en la falta de resultados en el combate a la inseguridad, a la pobreza y a la corrupción, y las imposiciones en candidaturas en todos los niveles por parte de la dirigencia presidida por Enrique Ochoa”, argumentaron.
“[Fue] una campaña por la Presidencia errática y llena de improvisaciones, y la simulación y el engaño en las supuestas estructuras del partido, en un escenario en el que enfrentamos a un candidato que tenía ya más de 12 años en campaña y que entendió el enojo ciudadano y se constituyó en el abanderado del cambio”, dijeron.
Agregaron que la mejor señal que pueden dar a la militancia es un relevo democrático en la dirigencia abierto a todos los que crean, como nosotros, que el PRI tiene futuro y que cubriendo los requisitos estatutarios quieran competir para dirigir los trabajos de reconstrucción y refundación.
Ruiz Ortiz y los militantes que integran la expresión asentaron que es momento de ser autocríticos, dejar de lado la simulación, abandonar la sumisión y hablarnos de frente, sin ambages ni censura.