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Durante décadas, la tribuna de la Cámara de Diputados fue un lugar privilegiado, vedado para el resto de los ciudadanos y sólo de uso permitido para legisladores y funcionarios.
En muy contadas ocasiones una persona sin fuero podía hacer uso de ese podio: para la rendición de informes de Gobierno , cuando los presidentes de la República aún acudían a exponer durante horas cifras y “logros”, o cuando los secretarios de Estado comparecían ante los diputados.
La ley lo permite también en los juicios políticos , para que subiera un servidor público, su denunciante o su defensor o bien, “en situaciones especiales” o en sesión solemne, cuando una persona destacada recibía un reconocimiento del pleno a nombre propio o de una institución.
Las reglas están delimitadas en el artículo 31 del Reglamento de la Cámara de Diputados que indica que el uso de la tribuna “le corresponderá exclusivamente a los diputados , diputadas y a los servidores público s (secretarios de estado, procurador, directores de organismos descentralizados o empresas de participación estatal mayoritaria o de organismos autónomos) […] así como a quienes deban intervenir en el desahogo de la declaración de procedencia y juicio político”.
El caso más mediático en que un no-legislador usó la tribuna, fue el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador, quien desde ahí, el 6 de abril de 2005, se defendió en el juicio de desafuero que fue enderezado en su contra y que resultó procedente. Él acusó al entonces presidente Vicente Fox de persecución política.
ZAPATISTAS SUBEN A TRIBUNA
Pero todo comenzó a cambiar antes, en 2001, en que por primera vez la tribuna camaral se abrió para una persona sin cargo legislativo o de gobierno, ni nada relacionado con un juicio político.
Fue la comandanta Esther, del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) quien habló en la tribuna en su calidad de integrante de la dirección de un grupo que en 1994 había declarado la guerra al Estado mexicano.
La presencia del EZLN en el pleno camaral fue a instancias del entonces presidente Vicente Fox (PAN), quien promovió que ese grupo fuera escuchado en Congreso General (ante diputados y senadores) como una estrategia de reconciliación.
Que un zapatista usara la tribuna motivó un duro debate, el 23 de marzo de 2001. Fue el entonces diputado Felipe Calderón (PAN) quien argumentó en contra, por considerar que en la democracia representativa los votos mandan y éstos tenían ya sus representantes en las cámaras, “ni Marcos (el subcomandante zapatista) ni Fox mandan en esta Cámara”, dijo el entonces legislador.
El PRI y el PAN se dividieron, unos a favor, otros en contra. Afuera, el subcomandante Marcos y otros jefes zapatistas realizaban un mitin para demandar ser escuchados. El PRD y el PT votaron por el sí al ingreso del EZLN al salón de plenos y el acceso a la tribuna. Ganó el sí.
Fue así que el 28 de marzo 2001, la comandanta Esther habló en tribuna, pero no en sesión de Congreso General sino en sesión de Comisiones Unidas de Asuntos Indígenas, Estudios Legislativos y Puntos Constitucionales, a realizarse en el Salón de Plenos, al que fueron sólo algunos diputados y senadores.
“Esta tribuna es un símbolo, por eso convocó tanta polémica. Por eso queríamos hablar en ella y por eso algunos no querían que aquí estuviéramos” dijo la comandanta, que remató con un mensaje: “mi voz no faltó el respeto a nadie, pero tampoco vino a pedir limosnas”.
Hoy en día, cada una de las sesiones ordinarias de la Cámara de Diputados, por acuerdo de febrero de este año, inicia con la participación, en tribuna, de un ciudadano que no es legislador, pero sí promotor de una lengua indígena.
Gracias a un convenio entre la LXIV Legislatura de la Cámara de Diputados y la Secretaría de Cultura federal se avaló el plan “las lenguas toman la tribuna” para celebrar, este 2019, el Año Internacional de las Lenguas Indígenas y de la campaña permanente a nivel nacional “No hay lengua sin pueblos”.
La abogada náhuatl Magdalena Flores de la Cruz, la lingüista y activista oaxaqueña Yásnaya Aguilar y el poeta y comunicador totonaco Manuel Espinosa Sainos fueron los primeros en usar la tribuna camaral a partir del 21 de febrero pasado.
Hoy, desde ese podio, familiares de los estudiantes normalistas de Ayotzinapa alzaron su voz en reclamo de justicia por esas desapariciones forzadas.
Esto hubiera sido impensable hace 18 años.
cev