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Para echar a andar la industria petrolera
y tener recursos para impulsar programas sociales que está anunciando el gobierno federal, es necesaria una reforma fiscal que aumente la recaudación de impuestos en el país y cambiar el régimen fiscal de Pemex para que deje de ser la “caja” de ingresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), dijo Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano .
Señaló que para lograr el crecimiento del país, es necesario echar a andar la industria petrolera y realizar una reforma fiscal que permita tener recursos para las nuevas universidades que propuso el presidente , y para universalizar los servicios de seguridad social e impulsar el desarrollo del sector salud, entre otros.
“Este año se nos ha dicho que si tenemos buenos resultados andaremos en el 2%, si tenemos no tan buenos resultados andaremos en 1.5%. En esas condiciones no habrá recursos ni para la industria petrolera ni para muchos de los programas importantes que se están anunciando, o cuestiones sociales importantes. Para echar a andar una política petrolera que recupere a esta industria como motor del crecimiento económico, tenemos como condición una reforma fiscal ”, dijo.
El excandidato presidencial participó en el foro “Petróleo y Seguridad Nacional, el rescate de la Nación” que se realizó en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM , en donde cuestionó la obtención de recursos tanto para fortalecer a Petróleos Mexicanos , como para sostener los programas de política social.
“Estamos ante la necesidad de una verdadera reforma fiscal que se atreva a gravar dando contraprestaciones. México es el país que menos recauda de la OCDE y en América Latina, fiscalmente. Andamos debajo de países como Centroamérica y Haití. Esta sería la fuente principal de recursos para reactivar la industria petrolera y la industria del país”, dijo.
Cuestionó que Pemex ya no está en capacidad de adquirir más deuda pública y el país tampoco; además, dijo que sin crecimiento económico esta deuda se contrataría con intereses muy altos; la otra opción, señaló, sería continuar los recortes a los programas sociales.
“No hay más que pensar seriamente más que en una reforma fiscal que grave más a quienes más ingresos obtienen, y quite cargas fiscales a los sectores de población que tienen menos ingresos. Este ha sido un planteamiento de muchos de los grupos progresistas del país, una verdadera reforma fiscal que se atreva a gravar dando contraprestaciones”, dijo.
Durante su intervención, dijo que es necesario reactivar Pemex: primero, frenar la caída de la producción petrolera que en estos momentos se encuentra en un millón 500 mil barriles diarios, lo que representa una caída de 200 mil barriles con respecto a la producción de enero; y una caída de más de 50% con respecto a 2004 cuando el país llegó a producir 3 millones 400 mil barriles de crudo diarios, su pico más alto en la historia.
Después, inyectarle dinero: 200 mil millones de pesos en el primer año y después cien mil millones anuales en lo que reste del sexenio; y como un tercer paso, reformar a Petróleos Mexicanos para que funcione como una verdadera empresa productiva del Estado y no solo como “un renglón más del presupuesto de ingresos”.
“Petróleos Mexicanos no puede seguir siendo manejado por los criterios de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Si queremos que sea en realidad una entidad productiva, no puede seguir operando simplemente como una fuente de recursos fiscales”, dijo.
Recordó que después de la expropiación petrolera de 1938, se pensó que Pemex tenía que satisfacer las necesidades nacionales; política que se conservó hasta la década de 1950, cuando comenzaron a construirse las refinerías para abastecer de combustibles al país, y después cuando se comenzó a impulsar la industria petroquímica lo que, “permitió impulsar la industrialización del país a partir de la creación e integración de cadenas productivas”.
Dijo que a partir de la reforma al régimen fiscal de Pemex se pueden comenzar a investigar los desvíos de recursos de casos de corrupción como el Pemexgate, Oceanografía y Oderbrecht, ocurridos de 2000 a la fecha.
Señaló que para la construcción de una nueva refinería, todavía falta mucho tiempo para que México adopte las energías limpias o no convencionales puesto que el país “va muy tarde en dar un mayor impulso”; inclusive si esto avanzara a mayor velocidad, la producción petrolera todavía podría destinarse a la industria petroquímica.
“Como combustible habría que ver pero no creo que esto sea en un plazo muy corto y por lo tanto, sí es una sangría fuerte con la importación que hacemos del 80% de los combustibles que consumimos”.