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El actual presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Porfirio Muñoz Ledo , será el encargado de tomarle protesta a Andrés Manuel López Obrador como Presidente de la República este 1 de diciembre, así como de entregarle la banda presidencial .
Actualmente, Muñoz Ledo es el encargado de coordinar la ceremonia de la transición que establece la salida de Enrique Peña Nieto del poder y el acceso de López Obrador. En cuatro ocasiones se ha reunido con el equipo de transición.
Muñoz Ledo es uno de los políticos más experimentados que actualmente siguen en activo. Destaca por su visión global ya que es licenciado por la UNAM y se ha especializado en temas internacionales.
Asimismo ha sido embajador de México ante la ONU, la Unión Europea y la UNESCO. Ha militado en el PRI y en el PRD; desde 2006 está cerca de López Obrador al coordinar el Frente Amplio Progresista , cuando el tabasqueño fue candidato presidencial por primera vez.
El pasado 1 de septiembre, cuando se instaló la 64 Legislatura, Muñoz Ledo dio la pauta para lo que será la administración del tabasqueño, pues aseguró que era “la hora cero de la nueva República” y agregó que hoy se vive la refundación del país en la que participarán, desde Andrés Manuel López Obrador, hasta el más modesto de los servidores públicos.
El 1 de septiembre de 1988, un presidente de la República dejaba de leer su mensaje. Como lo refiere una crónica de Fidel Samaniego , quien fuera crónista de EL UNIVERSAL, " Miguel de la Madrid Hurtado era interrumpido por la voz grave de Porfirio Muñoz Ledo (...) se ponía de pie, levantaba el índice derecho, solicitaba a Miguel Montes, quien presidía la sesión, el uso de la palabra para interpelar al jefe del Ejecutivo federal”.
Según el relato, “De la Madrid volteaba hacia el palco en el que estaba su mamá. Muñoz Ledo no evitaba el temblor de la barbilla. Montes le pedía que retornara a su lugar. Solicitaba al presidente que continuara con su discurso. Luego, más intentos muñoz-ledianos por interpelar al mandatario. Y más exclamaciones de sus compañeros contra el que ocupaba la llamada más alta tribuna del país. Y la manifestación silenciosa de los legisladores panistas, parados, con boletas electorales en las manos. El escándalo. Y algo también insólito, inédito: diputados y senadores del Frente Democrático Nacional abandonaban el recinto”.
En su crónica, Samaniego cuenta que “el entonces gobernador de Aguascalientes, Miguel Ángel Barberena , apretó con su manaza el cuello de Muñoz Ledo, alguien más le tiró una patada, Otto Granados Roldán le lanzó una mentada. Fue entonces, así, cuando y como el 1 de septiembre dejó de ser el día del presidente . Atrás quedaron aquellas sesiones solemnes, acartonadas, las de ceremoniales intocables, inmaculados, las de decenas de aplausos en honor y gloria de quienes rendían el informe presidencial. Y durante 17 años, la fecha marcada para que el jefe del Ejecutivo entregara el informe por escrito y leyera su mensaje, se convirtió en el día contra el presidente”.
ed