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Poco después de las 18:00 horas del pasado 28 de marzo, Omar Fayad llamó al Presidente para informarle que había dado positivo en la prueba del Covid-19 y que estaba enfermo de coronavirus. Se trataba, asegura en entrevista con EL UNIVERSAL, de un tema de gobernabilidad.
Para el mandatario de Hidalgo, el país vive una guerra contra un enemigo invisible, por lo que es momento de estar unidos y enfrentarlo juntos: “Es un tema de solidaridad. Nada ganan quienes en este momento me atacan, qué ganan, de todos modos estoy encerrado, estoy enfermo. Se me hace una cobardía”.
A través de una videollamada con El Gran Diario de México, el mandatario hidalguense narra su preocupación por la posibilidad de ser el responsable de un eventual contagio al presidente Andrés Manuel López Obrador.
“Hay que cuidarlo. Estamos en un momento muy complejo, a mí me daba mucha pena que empezaban a decir que yo lo había contagiado, pero los doctores me dicen que seguramente me infecté después de haberlo visto.
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“Sí sentía una carga de conciencia. Imagínate, ahorita que necesitamos a un Presidente en acción y resulta que porque alguien lo contagió no lo está, es algo que me pesaba. Tengo un respeto irrestricto por la institución presidencial, respeto en lo personal al Ejecutivo”, afirma.
Aislado en una habitación de su casa, donde es auxiliado por dos personas que tienen medidas extremas de seguridad sanitaria y consumiendo un gramo de paracetamol cada seis horas, Fayad comenta que su situación empeoró cuando en un periodo de menos de ocho horas pasó de tener los síntomas de una gripa común a un cuadro con episodios de fiebre de hasta 41 grados y un insoportable dolor corporal.
“Más allá de que sea el gobernador de un estado, soy un ser humano, aquí estoy, soy de carne y hueso, lo que corre dentro de mí es sangre, respiro igual de mal que cualquier otro enfermo.
“No somos de hule ni seres extraterrestres. El virus no respeta jerarquías, fueros constitucionales ni si eres o no el gobernador; le [puede afectar] a cualquiera.
“Sé que hay cánones políticos que en otra ocasión dirían: ‘Si lo dices vas a alarmar al pueblo y la gente dirá: ‘Si le dio al gobernador, qué será de nosotros’’, pues se infectó porque andaba preocupado por la reconfiguración de hospitales y no podía dejar de trabajar. Hoy estoy guardado porque quiero cuidar a los demás y a mí”.
Recuerda que en las primeras horas de fiebre le colocaban una charola con comida en la puerta de su habitación y él la tomaba, pero que en un momento de debilidad se desplomó: “¿Qué pienso?, pues que aquí no importa quién eres, los virus no saben quién eres, atacan a los seres humanos.
“El día en que me confirmaron el coronavirus hice dos llamadas telefónicas: la primera fue al Presidente de México para decirle que uno de sus gobernadores había dado positivo, porque luego son temas de gobernabilidad; la segunda fue a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, para compartirle lo que anunciaría públicamente”.
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Los primeros momentos
“Pasé un mal momento el pasado fin de semana, tuve temperatura de 41 grados, fueron tres días muy complicados, te duele todo. Afortunadamente, pasando las 72 horas me vieron los doctores y no tengo fibrosis en los pulmones. Como soy un hombre saludable y hago ejercicio, pues me estoy recuperando”.
Advierte que aunque cumplió con todas las medidas de seguridad sanitarias, seguramente se contagió al estar trabajando en la reconversión hospitalaria del estado, trabajo que encabezó personalmente.
“No me di cuenta, yo andaba trabajando y tomaba todas las medidas de seguridad, me ponía cubrebocas y guantes, nos estábamos sanitizando a cada rato. La noche del viernes empecé con flujo en la garganta y un ardor de ojos, incluso me dijeron que se me vían muy rojos.
“Esa misma noche me dan la noticia que dio positiva mi prueba y el sábado me informan que el Indre [Instituto de Diagnóstico y Referencia Epidemiológicos] había confirmado mi resultado, de tal suerte que el sábado teníamos la total certeza de que era positivo al Covid-19. Ese día tuve un poco de malestar, cuerpo cortado y ojos llorosos, pero no eran la gran cosa”.
Explica que en menos de ocho horas el virus lo impactó de forma grave, pues tuvo que meter la cabeza en agua helada para bajar la temperatura y estar permanentemente con compresas de agua fría.
Señala que quienes han muerto en Hidalgo por esta enfermedad es porque tenían padecimientos como diabetes, sobrepeso o VIH.
Fayad estima que este nuevo síndrome respiratorio es muy difícil para los adultos mayores, pues los dolores son fuertes y la fiebre es alta, además de que adquieren pulmonía o neumonía muy rápido.
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Destaca que en el Hospital de Respuesta Inmediata, conocido como hospital inflable, hay más tecnología y equipo que en los privados de la Ciudad de México.
Indica que mientras un hospital en Santa Fe tiene 10 respiradores, en esta unidad hay 30, que trabajan a marchas forzadas para garantizar la atención a quienes se enfermen, pues, dice, esto apenas empieza.
Tras considerar exitosa la estrategia de Hidalgo para contener el virus, pues pese a la cercanía con la Ciudad de México y el Estado de México no tienen tantos pacientes, Fayad insiste en que es también a través de la ciencia y la tecnología como se enfrentará al Covid-19.
Recuerda que lanzó una convocatoria a la sociedad científica y a los cerebros mexicanos que se encuentren en cualquier parte del mundo, para que con el auspicio total del gobierno de Hidalgo presenten proyectos y eventualmente trabajen en Suiza con otros especialistas para investigar al virus, a través de un sincrotrón como el que cuya construcción impulsa México.
Pide no esperar a que China o Estados Unidos encuentren una cura, pues ésta puede llegar tarde y muy cara a México.
“La reacción fue muy dura, pero hablas y decides hacer un protocolo para cada momento de la enfermedad. Les dije: ‘Ustedes saben que me voy a guardar, no pueden estar cerca de mí, [debo estar en] absoluto aislamiento’. Hubo tristeza y llanto, no hay que preocuparnos, sino ocuparnos. Fue terrible”.