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La subasta inicia en punto, al mediodía de un domingo nublado. Se espera que la puja de casas que han incautado a líderes del narcotráfico en México tenga grandes resultados, pero ninguna recibe ni una paleta arriba. Frente a la mirada impotente de los martilleros, el evento termina su primera ronda en menos de una hora.
Son los primeros minutos de una subasta desangelada en Los Pinos. En la lista de desiertos se quedan las propiedades más cotizadas: el rancho Los Tres García, incautada al suegro de Édgar Valdez Villarreal, La Barbie y una casa con playa privada, en Los Cabos, que perteneció a Francisco Javier Arellano Félix, El Tigrillo.
El lote 26 de la puja: el rancho Los Tres García, ubicado en Los Remedios, Naucalpan, es el más caro en 32 millones 91 mil 533 pesos. Nadie levanta su paleta. No hay puja por el rancho, la voz de la martillera se pierde entre el silencio de los presentes, como si el mismísimo jefe de sicarios se los hubiera ordenado guardar.
La misma suerte corre la cotizada casa de El Tigrillo, que tiene entrada privada a la playa de Los Cabos, acabados de lujo y una gran alberca. Los asistentes miran las fotografías curiosos, salvo un par de grafitis, la casa se conserva.
Los martilleros van perdiendo entusiasmo mientras en uno los móviles de los asistentes se alcanza a leer una nota que contiene datos: Arellano Félix fue capturado 2006, en Estados Unidos.
La misma suerte corre una finca ubicada en el rancho El Centenario, en Jilotepec, Estado de México, la que sirvió de narcolaboratorio para drogas sintéticas que se traficaban en el Valle de México.
En las pantallas aparece otro inmueble reservado para las paletas más caras, es una casa ubicada en calle Peñas, 274, en la colonia Jardines del Pedregal. Una paleta 63 se levanta y ninguna más. El martillero grita emocionado, 14 millones 313 mil pesos: “¡a la una!”; con menos emoción: “¡a las dos!”; y la casa vinculada al Cártel de los Beltrán Leyva se va.
De la paleta verde, de mediano costo, también se queda el departamento de lujo ubicado en el número 215 del fraccionamiento Altitude Punta Vista Hermosa, en la colonia Guerrero, de Cuernavaca, Morelos, donde abatieron a El Barbas, Arturo Beltrán Leyva.
De los 27 inmuebles subastados, solamente nueve tienen nuevo dueño, y sólo cuatro se vendieron a un precio mayor a su valor de lista. Los asistentes salen uno por uno, con tranquilidad, algunos incluso antes de que termine la segunda vuelta de la subasta, en la que los inmuebles incautados al narcotráfico no corrieron con tanta suerte.
Bertha Gómez se lleva un departamento en Atizapán, Estado de México, y al salir del evento asegura que los lotes están a buen precio, que son buenos, pero las narcocasas no se venden por temor a represalias de los antiguos dueños líderes del narco.
“Primero, no les llega uno al precio y [hay] temor a las represalias, pero ya tiene tanto tiempo que la gente debe de estar consciente [de] que eso ya pasó, ya no debe haber problema”, dice la mujer que ya es clienta de las subastas del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE).