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nacion@eluniversal.com.mx
El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Héctor Vasconcelos (Morena), afirma que México ha superado los riesgos de la crisis de los aranceles que amenazó Estados Unidos y que, de haberse aplicado, “hubieran podido poner en juego el éxito del sexenio entero”.
Indica que al iniciar la crisis en Washington, “la petición de que nos convirtiéramos en un tercer país seguro sí estaba en la mesa de negociaciones”, pero que ya no lo estuvo el domingo 21 de julio, en la Ciudad de México, en el encuentro entre Marcelo Ebrard y Michael Pompeo, lo cual, asegura, es un gran éxito para México.
Comenta que se ha vivido el momento más difícil en la relación con Estados Unidos desde los años 20, cuando se firmaron los Tratados de Bucareli, sólo que esta vez “no hemos cedido cosa alguna que sea vital para México”.
Subraya que “estamos viendo el éxito del enfoque del problema” por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en esta crisis se ha mantenido con “actitud de prudencia, calma, serenidad y, al mismo tiempo, muy firme”.
En entrevista en su casa, en una escala de su agenda de trabajo político y legislativo, que ha incluido actividades en Washington, Vasconcelos se declara en contra de que México sea tercer país seguro.
Dado que la cuestión migratoria es un tema de campaña electoral de Donald Trump, previene que en los siguientes 14 o 15 meses “tenemos que resistir la realidad que nos llega del norte”.
Héctor Vasconcelos fue embajador en Dinamarca, Noruega e Islandia. Tiene estudios profesionales de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (Harvard), una maestría en Historia Política (Cambridge) y un doctorado (Oxford).
Su perfil es de los más altos en el Senado de la República, además de ocupar una comisión legislativa insignia de la Cámara Alta.
¿México en los hechos es tercer país seguro?
—No. Yo no aceptaría eso. No estamos en condición de [ser] tercer país [seguro]. Eso implica, entre otras cosas, que los juicios de asilo que buscan para resolver el asilo de migrantes a Estados Unidos tuviesen lugar en México.
Los juicios de asilo siguen y seguirán teniendo lugar dentro de Estados Unidos, aunque en algunos casos se pide al migrante que espere en México la resolución de su situación. Claro, algunos quisieran que ya mejor esas parsonas solicitaran refugio a México directamente o que tuvieran sus procesos migratorios [en nuestro país].
Eso, que yo sepa, [en México] no lo hemos aceptado. Eso sería ser un tercer país seguro.
En la polémica hay voces prestigiadas que aseguran que, en los hechos, México ya es un tercer país seguro.
—Esa es una opinión, hay varias, sé a cuál se está refiriendo, y no lo veo así. Creo que ha habido un esfuerzo muy grande [por parte] del gobierno mexicano para evitar caer en la condición concreta, jurídica, de [un] tercer país seguro.
Ha habido éxito en eso. Entiendo que en la reunión del pasado domingo 21 de julio, entre los secretarios Pompeo y Ebrard, no se abordó el tema como una condición que imponía Estados Unidos para no establecer aranceles a las exportaciones mexicanas.
Esa petición de que nos convirtiéramos en tercer país seguro sí estaba en la mesa de negociaciones en los primeros días de junio en Washing- ton y ya no en julio pasado. Eso es un gran éxito para México.
¿El presidente de Estados Unidos ha aprovechado el fenómeno migratorio para apuntalar mensajes de campaña?, ¿acentuó todo el problema?
—Absolutamente. Por razones de la política interna estadounidense, él [Donald Trump] ha acentuado el tema.
Lo más lamentables es que, de aquí a noviembre de 2020, vamos a estar sujetos a que el presidente de Estados Unidos adopte políticas y actitudes que van más en función de sus posibilidades de [una posible] reelección, que del problema de las migraciones.
Las posturas de la Casa Blanca del gobierno del presidente Donald Trump serán las que convengan a sus posibilidades de reelección el año próximo.
¿Cuál debe ser la política de nuestro país?
—Tenemos que resistir las realidades que nos llegan del norte. México, desde antes de la Independencia, ha tenido que soportar momentos muy difíciles. Un país más débil no hubiera podido sobrevivir con su propia identidad los últimos 200 años.
Naciones con menos tradición cultural hubiesen sido absorbidas por un poder tan inmenso como el estadounidense.
¿Cuál es la proporción que tiene esta crisis?
—La situación [política] actual me parece que es la más grave en la relación bilateral [entre México y Estados Unidos].
Desde los años 20 del siglo pasado, cuando se presentó la cuestión de que había que ganar el reconocimiento del gobierno mexicano por parte de Washington, se tuvieron que firmar los llamados Tratados de Bucareli.
Fue una crisis muy severa, no creo que hayamos vivido un periodo tan complicado como el presente en la relación México-Estados Unidos.
¿En México hemos cedido algo en esta ocasión?
—El tiempo, y no me refiero a 20 o 30 años.
En seis meses o en un año tendremos una imagen más clara de cuál ha sido el saldo de esta crisis.
Me parece que actualmente no sólo no hemos cedido cosa alguna que sea vital para México, sino que sí pudimos evitar que se nos aplicaran aranceles crecientes que iban a ser de 5%, que luego iban a ascender hasta 25%.
Las consecuencias económicas de ese escenario de la imposición de aranceles [por parte de Estados Unidos] hubieran sido, a mi modo de ver, incalculables y, entre otras cosas, nos hubieran lanzado a una prolongada recesión económica.
Creo que hubieran podido poner [los aranceles] en juego el éxito del sexenio entero, al entrar en una espiral descendiente.
Con aranceles de hasta 25%, quién sabe dónde estaríamos en dos, tres o cuatro años.
Creo que haber evitado eso ya es un logro de la mayor importancia.
Esto ahora nos resulta un poco difícil de entender, pero había que haber estado en Washington en los últimos días de mayo y los primeros días de junio [pasado], cuando Estados Unidos presentó a México algo que de hecho era un ultimátum, pero aquí estamos.
¿Cómo valora o aprecia el desempeño del presidente Andrés Manuel López Obrador?
—Quisiera decir que la carta que envió el presidente [Andrés Manuel] López Obrador a su homólogo Donald Trump al inicio de esta crisis, me pareció una carta magistral.
[El Ejecutivo] situó la relación en un contexto histórico de largo plazo, no fue una respuesta a lo dicho por el presidente de Estados Unidos, abordó la relación de México y el país del norte durante 200 años.
En el lenguaje de la carta hay un tono de gran prudencia, porque una vez que está uno en esas crisis, lo más fácil es escalar y escalar,24 horas después se tiene una crisis mucho mayor, pero esta actitud de prudencia, calma, serenidad, al mismo tiempo fue muy firme.
Está en el texto que el Presidente no es un hombre débil, yo diría que para corroborar eso no hay más que analizar su trayectoria.
Uno no llega en las circunstancias en que él llegó a la Presidencia de México, si no es un hombre de una voluntad férrea.
En la carta combinó esos elementos, y hoy estamos viendo el éxito de ese enfoque.
¿Es momento de pedirle a Estados Unidos que tenga responsabilidad con su tráfico de armas con algún otro asunto?
—Por supuesto. [Esa situación] ya fue un elemento de la conversación entre el secretario de Relaciones Exteriores, [Marcelo] Ebrard, y el secretario de Estado estadounidense [Mike] Pompeo, además se está abordando bilateralmente todo el tema del tráfico de armas.
-¿Son tiempos de grandes migraciones?
-Vamos a tener que seguir viviendo durante todo el siglo XXI, al menos, con grandes migraciones de Sur a Norte, y esto puede agudizarse con cuestiones que vemos en el futuro cercano, como la escasez de agua, porque va a empezar a haber gran escasez de agua, en muy pocos años, y las zonas más afectadas van a ser lugares como India, algunas partes del sudeste asiático.
Otro fenómeno que agudizará las grandes migraciones, es el calentamiento global, porque al subir el nivel del mar, va a haber muchas zonas del Sur y de las costas que se van a tornar inhabitables, y la gente va a tender a subir hacia las zonas más desarrolladas, como Estados Unidos , Canadá, Alemania, Gran Bretaña, Países Escandinavos, etcétera.
-¿Hay que estar prevenidos?
-Tenemos que ver lo que pasa en nuestra frontera sur, en un gran contexto histórico, porque si no, no lo estamos entendiendo. En meses recientes esta situación se ha agudizado en la relación bilateral México-Estados Unidos, porque a partir del otoño pasado empezó a incrementarse el número de migrantes, de una manera que no se había observado, en muchos año.
En mayo pasado tuvimos unos 140 mil migrantes que transitaban del Triángulo del Norte a Estados Unidos. Esto ha sido reducido muy notablemente a alrededor de 40 mil personas en un mes, como resultado de las medidas implementadas por el gobierno mexicano.
- ¿Los flujos de extranjeros de paso por México preocupan a la sociedad? ¿Qué le dice a esta sociedad preocupada por algo que no había visto?
- Hay signos preocupantes, porque en un principio la población mexicana reaccionó muy bien, hacia quienes transitaban hacia nuestro territorio en el otoño pasado y en el invierno. Había gran generosidad de los ciudadanos y las ciudadanas mexicanos hacia los migrantes, pero el volumen de la migración ha sido tal que algunos sectores, sobre todo en el sur sureste del país, ven a estos migrantes como personas que pudieran competir por las mismas fuentes de trabajo y los mismos recursos.
-¿Qué hacer ante esta situación?
-Tenemos que llegar a un equilibrio, hay que mantener la política de asilo y libertad de tránsito que siempre México ha ostentado y que yo diría es uno de los lujos de la Política Exterior de México. Hay que recordar que entre los momentos más brillantes de la historia del país está la migración española que vino como consecuencia de la guerra civil de 1936-1940. Ese es uno de los mejores momentos de nuestra historia.
Tenemos que mantener esa política de libertad de tránsito y de acoger a quienes por razones dramáticas huyen de sus países y, por otro lado, tenemos que asegurarnos de que en efecto siga habiendo fuentes de trabajo y los servicios que proporciona el Estado, ante todo a los ciudadanos mexicanos. No podemos llegar a que unos sustituyan a otros.
Ese es el enorme reto: Encontrar un punto de equilibrio entre las oportunidades que ofrecemos a nuestros ciudadanos y las que podemos ofrecer a quienes ingresan al país.
-¿La inseguridad en Centroamérica?
-Los gobiernos centroamericanos tienen el reto inmenso de resolver la inseguridad que priva en esas naciones y que hace que sea, según algunas mediciones, la zona más insegura del planeta.
Hay estudios que indican que algunos de estos países centroamericanos son mas inseguros qu Siria, Irak o Afganistán, y eso es gravísimo. Parece inconcebible, pero es un hecho. Hay una tarea también de los gobiernos de esos países que es inmensa y es quizá la parte determinante.
-¿Estamos en momento en el que todo el tiempo vemos en los medios deportaciones desde Estados Unidos y México a países de origen, y de flujos incesantes por llegar al Norte?
-Ha habido escenas patéticas, como la del salvadoreño, hará mes y medio, con su hijita muerta. Esa imagen conmovió al mundo entero.
-¿Al congreso, en particular al Senado, que le corresponde legislar o promover para que el trato y la migración tenga una mejo suerte?
-Estamos haciendo desde nuestro ámbito lo que podemos. Creo que en las próximas semanas se van a ir observando acciones del Senado en defensa de los derechos humanos de los migrantes y para mejorar sus condiciones de tránsito por México.