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La presidenta de la Mesa de Decanos del Senado, Ifigenia Martínez, tiene la voz impregnada de energía, y dice a un pleno que derrama júbilo que este Congreso que ahora se constituye tiene “mayoritariamente una izquierda democrática”.
Desde la mayoría, Morena, que es la izquierda extendida al centro de la sala, se levanta un aplauso que, a la vez, nutre de más vitalidad a esta mujer leyenda en los escenarios progresistas desde los años 50.
Saluda con palabras que son ideario y programa a favor de la democracia política, el desarrollo económico y social y un sistema de bienestar social reclamado —afirma— por la sociedad.
Ifigenia Martínez se presenta ante la historia de la que es parte, vestida de traje, con estampados floreados grises en fondo color hueso. Revestida de señorío, el fuero es nada a su lado, y está serena. Domina su emoción. Sin improvisación lee un discurso. Y con su autoridad moral pide a sus colegas que sean ejemplo de cinco valores: unidad, esfuerzo, congruencia, trabajo y rectitud.
Es la decana, junto con Beatriz Paredes (PRI), y Cristóbal Arias (Morena), pero lo cierto es que la gran mayoría de sus compañeros de Legislatura son lo que parecen unos niños y novatos a quienes recordar sus deberes.
Les ha tomado protesta, pero los senadores han perdido el estilo y se han ocupado en aplaudirse, felicitarse, tomarse fotos.
“Que tomen asiento, ¿no? No están tomando asiento”, dice. Paredes sugiere: “Toca la campanita y diles que tomen asiento”. El vocerío es festivo. La senadora Ifigenia Martínez llama: “Tomen asiento, por favor”.
En los balcones hay gente de pie. En el patio, afuera del salón de sesiones, unas mil personas siguen la ceremonia en pantallas. Son madres, padres, esposos, esposas, hermanos hijos de 127 (falta que se integre uno) senadores que han ocupado espacios en la nueva conformación del Senado.
Vienen de gala. Absoluto respeto y orden. Seguridad del Senado resuelve solicitudes de quienes quieren entrar al salón de sesiones. Los cientos de visitantes son testigos del momento en que los senadores depositan su voto en la elección de la Mesa Directiva.
Singular paso al frente de Jorge Carlos Ramírez Marín, en muletas, por un accidente, pero no ven a Carlos Aceves del Olmo, quien pide enviar su papeleta de voto con otro senador. Hay 120 votos para el morenista Martí Batres. Protesta como presidente de “esta plural institución”.
Cantan el Himno Nacional. Batres toca la campana que cierra la sesión, y se abre la fiesta entre los grupos de legisladores. Se abren las puertas y entra el público.
Morena se aglutina en el centro. Napoleón Gómez Urrutia ha recibido el abrazo de Ricardo Monreal. “Por fin en casa”, comenta el exiliado. “¡No pasa nada, aquí estás seguro!” Luego, unos 300 adeptos en la calle lo felicitan: “¡Sí se pudo! ¡Sí se pudo!”.
En el patio ha recibido el abrazo y el beso de su esposa. Y al votar ha levantado expresiones de apoyo, y son testigos de ese momento de poder de Andrés Manuel López Obrador sus compañeros de bancada, Olga Sánchez Cordero y Arturo Durazo.
Germán Martínez Cázares, quien fue presidente del PAN y ahora militante de Morena, está contento, satisfecho de su actuación y de la tarea que viene.
Los morenistas se sienten empoderados y lanzan un grito, que viene a ser insignia para ellos: “¡Juntos haremos historia!”.
En tanto, arriba en la tribuna, la bancada del PRI, formada a lo largo de la Mesa Directiva, miran el festejo de Morena, el ir y venir de Ricardo Monreal, hoy por hoy el senador con más influencia; los panistas rodeados de sus familiares y amigos.
Al fondo, Movimiento Ciudadano, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y el Partido del Trabajo (PT) se acomodaron distinto a un croquis señalado. Ese reparto de lugares deberán consensuarlo.
Ya juntos, los priístas sonríen para la foto. Allí arriba, en la Mesa Directiva, como si hubieran tomado la tribuna, Beatriz Paredes observa que fue el lugar práctico para su fotografía de grupo.
La esposa del gobernador de Chiapas y senador del Verde Ecologista, Manuel Velasco Coello, Anahí Puente, lleva en brazos al pequeño hijo de este joven matrimonio, que se mueve en un mar de emociones y de parabienes, lo que hay para todos en esta casa de la pluralidad.
Ha sido la primera hora de la izquierda como fuerza dominante en el Congreso.