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justiciaysociedad@eluniversal.com.mx
“Necesitamos un jefe de Estado que oriente los esfuerzos de la sociedad en un marco internacional desafiante, que impulse el desarrollo humano”, afirmó Francisco Robles Ortega, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).
Al reunirse ayer con los candidatos a la Presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, José Antonio Meade y Margarita Zavala, en el último día de los trabajos de la 105 Asamblea Plenaria del Episcopado, Robles Ortega les dijo, a nombre de los más de 100 obispos del país, que deben priorizar la creación de un gobierno que trabaje con honestidad y de la mano con las diferentes instancias de la sociedad, a fin de plantear soluciones para los problemas de la nación. En el mismo sentido se expresaron cuando se reunieron con Ricardo Anaya, el jueves.
“El México que queremos es posible, pero requiere fundamentalmente de un gobierno que trabaje con honestidad y eficacia de la mano de todas las instancias que conforman a la sociedad”, les dijo Robles Ortega.
Con El Bronco “no hubo tiempo”. Los candidatos llegaron en automóvil a la sede de la CEM en Cuautitlán Izcalli, Estado de México, donde tuvieron sendas reuniones privadas de una hora en promedio con cada uno. A diferencia de los otros tres candidatos (Ricardo Anaya, López Obrador y Margarita Zavala), José Antonio Meade, de la coalición Todos por México (PRI-PVEM-NA), llegó acompañado por su esposa Juana Cuevas.
Según los obispos, no tuvieron un encuentro con el aspirante independiente Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, puesto que no hubo tiempo de hacerle una invitación, luego de que el tribunal electoral determinó que el INE lo registrara como candidato a la Presidencia de la República. No se descartó que más adelante haya un acercamiento con él.
A quienes sí estuvieron con los obispos, Francisco Robles Ortega les expresó la necesidad de un país más justo, más participativo en el que se abata la pobreza y se generen oportunidades para todos, en especial para los más desfavorecidos, como las comunidades indígenas, con el objetivo de alcanzar un desarrollo económico que supere las desigualdades.
“Más que un jefe de gobierno, necesitamos de un jefe de Estado capaz de orientar con firmeza y suavidad los esfuerzos de la sociedad y el gobierno, con una mirada de largo alcance, en este marco nacional e internacional que nos desafía. Además de estrategias y modelos de gestión, requerimos de la configuración de presupuestos civilizatorios, capaces de impulsar un desarrollo humano, sostenible, integral y solidario”.
Pidió a los aspirantes entender las campañas como un ejercicio de reflexión, consideró que serán útiles en la medida en la que sean “ricas en ideas, y no en el dispendio excesivo de recursos económicos”.
Creemos que pueden ser el gran “campanario” para llamar a todos a cumplir su misión histórica, más allá de egoísmos, intereses propios, de visiones reducidas o fragmentadas de la realidad. No es tampoco el momento de crear mundos ilusorios, que quizá con el tiempo,puedan generar mayor frustración social.
Dijo que es tarea de la sociedad “levantar” una reforma política que construya instituciones de gobierno más estables y creativas frente a los desafíos que presenta el contexto mundial, en los que se renueve la visión partidista y se valore la interacción con la sociedad civil, el empresariado, el mundo del trabajo, así como la vida académica y cultural, con lo que estos sectores sean corresponsales e incluyentes.
Piden promoción de la cultura de la vida. El fortalecimiento del Estado de derecho que promueva la dignidad humana, pero también que combata la corrupción y la impunidad, fue otra de las inquietudes planteadas por Robles, quien es arzobispo de Guadalajara. Resaltó que la rendición de cuentas es uno de los grandes desafíos nacionales, no sólo legal, sino también cultural, por lo que les planteó promover la “cultura de la vida” para proteger a todo ser humano y promover esfuerzos institucionales de reconciliación, desarrollo y paz.
“No podemos concebir un orden social basado en la impunidad, la corrupción, la inseguridad, la violencia y la cultura de la muerte. Todos estamos llamados a rendir cuentas de nuestros actos. Creemos que este es uno de nuestros grandes desafíos nacionales, pues este país no puede ser ‘una casa para todos’”, enfatizó.
El prelado resaltó que se requiere la construcción de un México más justo, solidario y participativo, en el que se implementen mecanismos para promover la participación social, con el objetivo de involucrar a la sociedad civil en el abatimiento de problemas como la pobreza y la violencia.
Robles Ortega subrayó que existe “indignación y graves realidades de exclusión que nos sacuden y violentan”; no obstante, dijo que México no puede fragmentarse “en juicios parciales, ni viscerales”, sino que se trata de una nación “con un gran pasado, un presente desafiante y un futuro lleno de oportunidades”.