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Andrés Manuel López Obrador
llegó a la presidencia con un mensaje fuerte y claro: el de luchar contra la corrupción en México. Sin embargo, de acuerdo con un análisis del Baker Institute for Public Policy , las características de su administración pueden socavar la democracia e incidir, precisamente, en un aumento a la corrupción en el país.
El estudio, titulado “Corruption and Democracy in Mexico: An Empirical Analysis” (Corrupción y Democracia en México: Un Análisis Empírico”, del investigador posdoctorado José Iván Rodríguez Sánchez , señala que pese a los avances en la creación de instituciones como un Congreso más fuerte o el Instituto Nacional Electoral , la democracia sigue siendo frágil y se han registrado pocos avances en la lucha contra la corrupción que, subraya, incluso ha aumentado.
“La paradoja de la administración de López Obrador es que si bien prometió poner fin a la corrupción, también prometió regresar a un poder político más centralizado y un papel más fuerte del gobierno en México, justo las cosas que pueden haber impulsado los niveles de corrupción en México hoy”, indica el texto, difundido el pasado 3 de octubre.
El análisis del Baker Instititute , perteneciente a la Universidad Rice , alerta de que las “dos fuentes estructurales de la corrupción”: una economía manejada por el Estado y un Ejecutivo poderoso, “son los instrumentos que López Obrador cree le pueden ayudar a combatirla”.
Detalla que en los últimos años, las mediciones tanto nacionales como internacionales sobre la c orrupción en México revelan un incremento tanto de la percepción sobre el nivel de corrupción como de la corrupción en sí misma.
Cita informes como los de Transparencia Internaciona l, que en su Índice de Percepciones sobre la Corrupción 2017 ubica a México en el lugar 135 de un total de 180 ; el Índice sobre la Capacidad de Combatir la Corrupción, de Americas Society y el Council of the Americas, coloca a nuestro país como uno de los que menos capacidad tienen en Latinoamérica para combatir ese problema, apenas por encima de Venezuela y Guatemala .
El Rule of Law Index (RLI), también mencionado, señala a la nación como una de las 10 más corruptas; y el Instituto Nacional para la Estadística y Geografía (INEGI) mostró que los costos de la corrupción para las empresas mexicanas fueron de unos 84 millones de dólares en 2016.
En cuanto a la democracia mexicana, el análisis cita estudios según los cuales ha caído desde 2010. Sobre la relación entre corrupción y democracia , el autor presenta un análisis donde muestra que en los estados con mayo r desarrollo democrático como Querétaro, Ciudad de México o Aguascalientes, existe no sólo menor percepción sobre la corrupción, sino menor corrupción, en contraste con los estados con menor desarrollo democrático, como Oaxaca , o Veracruz , mencionados en el Índice de Desarrollo Democrático.
Rodríguez Sánchez dice que si bien la relación entre democracia y corrupción puede ser o no lineal y los factores causantes de la corrupción son complejos de evaluar, en los países o sociedades más democráticos, donde existe más inclusión política, libertad de asociación e incluso competencia política, entre otros, es más fácil que se expongan los actos de corrupción. En cambio, si no existe democracia o el nivel de ésta es bajo, se dan los incentivos necesarios para que diversos actores se corrompan.
“Los resultados de mi análisis muestran que a mayor democracia en los estados mexicanos, menor percepción de la corrupción en esos estados. Los estados con mayor crecimiento económico también tienen menores percepciones de corrupción .
En contraste, los estados con mayores niveles de educación también tienen mayores percepciones sobre la corrupción.
Finalmente, los estados con más transparencia tienen mayores percepciones sobre la corrupción. La transparencia permite a los mexicanos saber más sobre casos de corrupción y, como resultado, perciben un mayor nivel de corrupción”.
Aunque aclara que la percepción sobre la corrupción no es lo mismo que la corrupción como tal, afirma que existe una relación innegable entre ambos aspectos.
Y concluye: “Si López Obrador decide confrontar las instituciones autónomas y regresar a un papel del gobierno más fuerte en la economía , reducirá la democracia, causando un incremento en la corrupción en México. De hecho, esta fractura potencial de la democracia mexicana incentivaría más actos de corrupción porque no habría instituciones que persigan y prohíban esos actos”.
Si la democracia cae y la corrupción aumenta, finaliza el análisis, “México estaría en una situación pierde-pierde, y López Obrador no alcanzaría su meta de reducir la corrupción en absoluto. Al contrario, desviaría a México de ser una democracia, lo que generaría más corrupción”.
cev