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Exsecretarios de Salud cuestionaron la cancelación del Seguro Popular, la utilización sin un objetivo claro de los 40 mil millones de pesos que correspondían al Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, y que el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) haya comenzado a operar sin reglas claras.
Entrevistados por separado, Salomón Chertorivski y José Ángel Córdova Villalobos, quienes implementaron el Seguro Popular, cuestionaron las posibilidades de éxito del Insabi así como está, puesto que no se hicieron los análisis previos y, a la fecha, ni siquiera están claras las reglas de operación.
“Tal como lo advertimos, cambios tan importantes que impactan las vidas de millones de personas requieren de planeación, ejecución, programas pilotos y cuando esto no está, las posibilidades de que todo salga bien son reducidas”, afirmó.
“Tenemos enormes incertidumbres porque el instituto no tiene reglamentación secundaria, no hay manuales de operación, no están garantizados los esquemas”, detalló Chertorivski Woldenberg.
Coincidieron que en lugar de desaparecer al Seguro Popular por los casos de corrupción que se presentaron, se le debió haber reformado.
El programa atendía a las personas más pobres del país de manera gratuita, puesto que sólo 3.5% de los afiliados pagaba una cuota anual, además de que el esquema cubría la atención de tercer nivel, esto quiere decir, enfermedades crónicas como cáncer, cuya atención puede llevar a las familias a la pobreza.
Sin embargo, la cobertura de estos gastos queda también en la incertidumbre luego de que los usuarios tendrán que pagar las cuotas de recuperación cuando menos durante este año. Si lo que se deseaba era quitarle al nuevo esquema cualquier cosa que recordara al pasado, lo que se debía hacer era cambiarle el nombre, consideró Córdova Villalobos.
“Fue un error desaparecer un programa tan sólido, con bases tan bien estructuradas y experiencia de funcionamiento que sí era seguro para que muchas personas pudieran ser atendidas y además era popular, porque se daba a la gente más pobre. De 55 millones de personas, sólo 3.5% pagaba un promedio de 600 pesos al año, ni siquiera era algo empobrecedor y los beneficios eran enormes. El hecho de que hubiera habido algunos casos de corrupción no quiere decir que el programa fuera malo, sino que los operadores lo eran”, subrayó.
Los alrededor de 70 padecimientos de tercer nivel que cubría el Seguro Popular representan cerca de 80% de las razones por las que una persona podría necesitar atención médica.
Para Chertorivski Woldenberg y Córdova Villalobos, una de las grandes deficiencias del Insabi es que se desaparece el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos y se establece que los fondos que ya existían para atender estas enfermedades empobrecedoras se van a destinar a otros fines.
“El recurso era de los afiliados y estaba ahí para garantizar la atención en años por venir. El gobierno no podía definir en qué utilizar el recurso. Ahora no está establecido cómo se va a financiar el tercer nivel de atención”, dijo Chertorivski Woldenberg.