Este Senado de muros blancos y mármoles negros, como casa de los contrastes, levanta la suspensión de actividades que lleva 27 días de silencio debido a la emergencia sanitaria y económica, exclusivamente para aprobar la Ley de Amnistía, pero nadie puede impedir que funcione como caja de resonancia de filosos contrapuntos políticos entre la mayoría y la oposición en una jornada que sepulta toda esperanza de unidad y armonía.

Hablan que afuera de estos muros hay millones de personas en riesgo sanitario, cientos de muertos por el Covid-19, miles de nuevos desempleados, y aseguran que aunque proponen acciones contradictorias, defienden a la población.

Con voz potente, de pulmones poderosos, de temple sin miedo, la panista Kenia López Rabadán abre la discusión sobre por qué sólo un tema, cuando en la Gaceta del Senado están inscritas 124 proposiciones para la crisis: “El Senado está de rodillas ante Andrés Manuel López Obrador, lo único que les importa es quedar bien con su patrón”, grita.

Día de cuidado personal por el riesgo de contagio de Covid-19, con cubrebocas, máscaras protectoras, guantes, gel en las manos y distancia entre unos y otros, que muchos senadores alargan entre sí. Manuel Velasco Coello, del PVEM, envió a cada escaño una careta de mica, muy elegante. Muchos usaron sus propias protecciones.

Allá afuera, en el Patio del Federalismo, el líder de los senadores de Morena, Ricardo Monreal Ávila aparece para rebatir al bloque de contención que se frustró de ver otros temas en el orden del día.

Monreal Ávila se ve tranquilo a diferencia de quienes se apasionan —Xóchitl Gálvez, Damián Zepeda, Martha Lucía Mícher—; el zacatecano habla pausado, modulado, casi no se mueve ante las cámaras. Su rostro está inexpresivo. Deja para después las sonrisas, el buen humor. Está tenso.

Acaba de desbloquear el quorum que no sumaba Morena con sus aliados PT, PVEM y PES, y juntos y poderosos; sin embargo, tardaron cinco horas de tablero abierto para reunir 65 votos, la mitad más uno, y sesionar. Lo demás era avanzar el camino escabroso, más de otras cinco horas de debate sobre la Ley de Amnistía.

El líder morenista reitera por qué no votarán más de un tema, pues le brindan todo el respaldo al Presidente de la República.

Josefina Vázquez Mota urge por los enfermos y desempleados por el Covid-19, y añade que se vive la peor crisis económica y de salud.

Eso, en el salón de sesiones. Afuera, Monreal Ávila dice que deja abierta la posibilidad de volver a otra sesión presencial, aun dentro de la emergencia sanitaria.

Emilio Álvarez Icaza, sin bancada, dice a la asamblea: “Estamos aquí por un capricho presidencial que la mayoría legislativa consecuenta y exhibe al Senado como una ventanilla de trámites. Se quiere disfrazar este actuar de la mayoría con un tono heroico y un gran gesto humanitario. Ni lo uno ni lo otro” y dirige un mensaje a López Obrador: “Hace mal en preocuparse por la erosión de su imagen, cuando hay una crisis que requiere su atención”, subraya.

Tal es la oposición tóxica que define Citlalli Hernández Mora, luego de que, al cierre de la sesión, ya aprobada la Ley de Amnistía, Monreal Ávila, otra vez en su desenvoltura, pide un minuto de aplausos para el Ejército Blanco, el personal médico que lucha contra el coronavirus (Covid-19).

La senadora Gálvez Ruiz devuelve: “Se quedaron cortos con los aplausos, mándenles insumos, mascarillas y ventiladores”.

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